Allocutio Concilium Legión de María
P. Paul Churchill, Director Espiritual del Concilium

María Mediadora
La reciente Nota doctrinal (Mater Populi fidelis) del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha suscitado inquietud en algunos sectores. Quedemos claros en que muchos de los puntos planteados en la Nota declaratoria no son motivo de inquietud. La devoción mariana es un tesoro de la Iglesia. María «es la manifestación femenina de todo lo que la gracia de Dios, puede realizar en un ser humano». María, la primera en ser redimida, fue redimida por Cristo, «convirtiéndose en el prototipo, modelo y ejemplo de lo que Dios, quiere realizar en cada ser humano redimido». Esto no está lejos de San Luis Maria de Montford, Maximiliano Kolbe y Frank Duff.
La nota aborda dos cuestiones principales. En primer lugar, trata el título propuesto para María Corredentora o Redentora, y lo rechaza firmemente, aunque fuera bien intencionado. Observo que coincide con el pensamiento de Frank Duff, quien dice: «Los protestantes también dicen que la ponemos por encima de la redención, mientras que nosotros creemos todo lo contrario. Consideramos que ella, ha sido más redimida que cualquier otra criatura, que ha sido más que ninguna otra la beneficiaria de la Preciosa Sangre y que sigue dependiendo de Dios, más que ninguna otra». Así pues, Frank Duff y la Nota doctrinal están en perfecta armonía. No encuentro el término «Corredentora» en ninguna parte de la obra de De Montfort. Si la cooperación de María, en la redención a través de su Fiat, fue necesaria, eso no la convierte en redentora. Todos debemos cooperar con Dios, para que sus gracias surtan efecto, todos debemos, a nuestra manera, «completar lo que falta en los sufrimientos de Cristo». Todos nosotros, con María, como líder de las criaturas, permanecemos en las filas de los redimidos.
Para nosotros, en la Legión de María, las preocupaciones planteadas por el Dicasterio con respecto al título de Mediadora de todas las gracias, se refieren a una invocación que tenemos en la Tessera y al título de un artículo del Manual. Este término es reciente y no se encuentra en la Letanía de Nuestra Señora, ni en los escritos de San Luis María de Montfort, quien en cambio utiliza la expresión Mediadora con Cristo.
La Nota dice: «Se requiere especial prudencia al aplicar el término Mediadora de todas las gracias». Destaco la palabra prudencia. La Nota da a entender que el término Mediadora, puede utilizarse para referirse a María, cuando significa cooperación, asistencia, intercesión. María, desempeñó un verdadero papel mediador, al hacer posible la Encarnación. Por lo tanto, no se rechaza la noción de María como Mediadora. Pero el título de Mediadora de todas las gracias, requiere una comprensión y un uso cuidadosos.
Una preocupación obvia de la Nota es que algunos podrían interpretar que el término significa que el papel de María, en traernos la gracia es igual o incluso superior al de Jesús. Sin duda, esa no es la postura de todos los miembros de la amplia familia de San Luis María de Montfort, incluidos muchos Papas (entre ellos San Juan Pablo II), Kolbe, Duff y la Madre Teresa. De Montfort es claro: «Sostengo, con toda la Iglesia, que... María, no es más que una simple criatura... que es menos que un átomo, es más, que no es nada... este gran Señor, no tenía absolutamente ninguna necesidad —y sigue sin tenerla— de la Santísima Virgen». Toda nuestra comprensión del lugar que ocupa María, se basa en esta premisa.
La Nota expresa su preocupación por los riesgos inherentes a la expresión «Mediadora de todas las gracias». Afirma que, en algunos lugares, se presenta a María, como si poseyera un depósito de gracia separado de Dios, como una fuente de la que mana toda gracia, y como si el misterio de la presencia de Dios, en nuestros corazones dependiera de pasar por las manos de María. Tales nociones pueden poner en peligro la centralidad de Cristo, o condicionarla. El cardenal Ratzinger, consideraba que esta expresión, Mediadora de todas las gracias, no tenía fundamento en las Escrituras. Añade que María, no pudo haber sido la Mediadora de la gracia, que la salvó. La Nota también afirma que el otorgamiento de la gracia, está más allá de nuestra naturaleza y pertenece solo a lo Divino. Tomás de Aquino deja claro que ninguna criatura, puede conferir la gracia. Solo Dios, da la gracia directamente a un alma.
Los problemas aquí son realmente sobre palabras e interpretación. Todos sabemos que María tuvo que ser primero receptora de la gracia antes de poder mediar por ella, en nuestro nombre. Creo que no es injusto decir que cuando los fieles comunes utilizan la frase Mediadora de todas las gracias, se refieren a todas aquellas gracias que necesitamos para ayudarnos en nuestra unión con Dios. Es evidente que las gracias implicadas en el acto de la Creación y en la Inmaculada Concepción de María, provienen directamente de Dios. Y creo que todos sabemos que, dado que Dios, es el Señor supremo, puede dispensar libremente las gracias sin necesidad de recurrir a María, ya que, como dice de Montfort, no la necesita. Y todos sabemos que si María, puede asignar gracias a las almas, todas ellas provienen de la bondad divina y de la Redención.
De Montfort tiene claro que, en el orden de la gracia, todo proviene efectivamente de lo Divino. «Dios Padre, reunió todas las gracias y las llamó María». María, es pues, una criatura llena de todas las gracias reunidas por Dios. A continuación, añade: «Dios Hijo, ha comunicado a su Madre, todo lo que ha ganado con su vida y su muerte [...] y la ha convertido en la dispensadora de todo lo que su Padre, le ha dado como herencia». Estas palabras muestran que todas las gracias provienen de Dios, que María, es una receptora y que, en la medida en que ella, reparte cualquier gracia, estas pertenecen al Padre Todopoderoso. No son suyas. ¡La amplia familia de Montfort está en terreno seguro!
Sin embargo, la expresión «Mediadora de todas las gracias» sigue siendo una expresión incómoda. La preposición «de» sugiere posesión. Para algunos, podría sugerir que las gracias pertenecen a María. Esto se equilibra con la palabra «Mediadora», que sugiere una intercesora o intermediaria. El Dicasterio, podría aceptar que los fieles, al decir «todas las gracias», solo se refieren a las gracias, que necesitan. Pero señalarían que la expresión podría transmitir un matiz muy diferente a un alma débil, a saber, que María, es la poseedora de todas las gracias y que Dios queda excluido. Por supuesto, esto no es lo que se pretende, ya que todos sabemos que Jesús, es el único Mediador, ante Dios. Pero, técnicamente, la expresión es ambigua; nunca podría declararse dogma.
Entonces, la pregunta es: ¿Podemos seguir utilizando en la Legión de María, el término «Mediadora de todas las gracias»? La Nota no descarta el uso del término. Mi consejo es el siguiente: podemos utilizarlo, a reserva de cualquier aclaración futura por parte de la autoridad suprema de la Iglesia o de una decisión del Concilium de sustituirlo por una expresión menos incómoda. Si seguimos utilizándolo como invocación, habría que entender que el término Mediadora significa cooperadora, asistente, intercesora. El término «de» no significa que ella, posea las gracias, sino que tiene una posición especial, única, para obtenerlas para nosotros. Ella media por nosotros. El término «todas» no puede significar absolutamente todas las gracias, sino aquellas que necesitamos para nuestra salvación. Y cuando utilizamos el término «gracias», entendemos que todas provienen de Dios, que es la única fuente de todas ellas.
Terminaré con una imagen. Entras en una farmacia para comprar un medicamento, que necesitas. Detrás del mostrador hay una señora amable, servicial y compasiva. Te escucha y va a hablar con el farmacéutico, que está en la trastienda. Vuelve con lo que necesitas y te lo entrega con una sonrisa encantadora. O tal vez te diga que lo pedirán al fabricante y lo tendrán más tarde.
De manera similar, presentamos nuestras peticiones a una Señora, muy hermosa y cariñosa que, con corazón de madre, comprende nuestras necesidades. Ella va y consigue lo que necesitamos de su Hijo, quien nos lo envía a través de ella. Si es necesario, Él, acude a su Padre, el Todopoderoso Creador, de todas las gracias, pero cuando volvemos a recoger esa gracia, será a través de las manos de la encantadora, llena de gracia y compasiva Señora María. Esa es una imagen que captura la realidad.
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