LA COFRADÍA DE MARÍA, REINA DE TODOS LOS CORAZONES
1. San Luis de Montfort, en su tratado sobre la verdadera devoción a la santísima Virgen María, formula el deseo de que todos los que practiquen esta devoción se reúnan para formar una cofradía. El deseo se cumplió en el año 1899, con la fundación en Ottawa, Canadá, de la cofradía de "María Reina de todos los corazones". Está bajo el cuidado de la Compañía de María o los misioneros Monfortianos.
2. La cofradía la componen aquellos fieles que desean vivir sus votos bautismales mediante una consagración total a Cristo con ayuda de María, es decir, mediante la práctica perfecta de una verdadera devoción a María, como nos enseñó San Luis de Montfort, resumida por él en las siguientes palabras:
"Esta devoción consiste en la entrega total y absoluta de nosotros mismos a María, para, de este modo, pertenecer total y absolutamente a Jesús por Ella. Hemos de entregar a María: 1) nuestro cuerpo con todos sus sentidos y miembros; 2) nuestra alma con todas sus potencias; 3) los bienes de fortuna que poseamos, presentes y venideros; 4) nuestros bienes espirituales interiores, a saber: nuestros méritos y virtudes y nuestras buenas obras, pretéritas, presentes y futuras. En una palabra: hemos de dar a María todo cuanto nos pertenezca en el orden de la naturaleza y de la gracia, y todo cuanto podamos llegar a poseer en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria; y esto lo debemos entregar sin la menor reserva, sin guardar ni un céntimo, ni un cabello ni una obra buena; y hacerlo, además, por toda la eternidad; y sin pretender ni esperar otra recompensa, a cambio de nuestra ofrenda y nuestro servicio, que la honra de ser todo de Jesucristo por María y en María, aun cuando esta dulcísima Señora no fuera, como es siempre, la más generosa y la más agradecida de todas las criaturas de Dios" (Tratado de la verdadera Devoción, n.121).
3. Las condiciones de alistamiento son:
a) Consagrarse a Jesucristo, Sabiduría eterna y encarnada, por medio de María, de acuerdo con la fórmula de San Luis de Montfort. Ha de llevarse a cabo una preparación adecuada, y escogiendo para la consagración un día especial, una de las fiestas de nuestra Señora. Se ha de renovar diariamente esta consagración, recitando la siguiente jaculatoria: "soy todo tuyo, amantísimo Jesús mío, y te ofrezco cuanto tengo por manos de tu santísima Madre, María". Esta fórmula haría también las veces de ofrecimiento de la mañana, prescrito por el Apostolado de la Oración. O podría uno servirse de esta otra jaculatoria, tan grata a la Legión: "soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía, y cuanto tengo tuyo es”.
b) La inscripción de nuestro nombre en algún centro.
Los principales centros son:
Inglaterra: Montfort House, Burbo Bank Road, Liverpool 123 6TH.
USA: Montfort Fahters, 26 South Saxon Ave., Bay Shore, N.Y. 11706
Francia: 2 rue de Couvents 85290 Saint-Laurent-Sur-Sevre.
Bélgica: Dietsevest 25-3000 Leuven.
Canadá: 4000 Bossuet, Montreal Quebec H1M 2M2.
Italia: via Romagna 44, 00187 Roma.
c) Principalmente -y ésta es la esencia misma de esta devoción -, vivir regular y constantemente en un estado de absoluta dependencia de la voluntad de María, siguiendo en esto el ejemplo del Hijo de Dios en Nazaret; y realizarlo todo por Ella, con Ella, en Ella, y para Ella, de tal forma que la consideremos como obrando siempre en unión con nosotros, dirigiendo nuestros esfuerzos y administrando todos los frutos de los mismos (véase el capítulo 6: deberes de los legionarios para con María).
4. "La calidad de miembro de esta asociación comporta la comunión espiritual con toda la familia Monfortiana. Los Legionarios celebrarán las fiestas litúrgicas que son expresión y vivencia de comunión, especialmente la Anunciación, 25 de marzo, que es una de las principales fiestas de la asociación; Natividad de nuestro Señor, 25 de diciembre; la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre; la fiesta de San Luis de Montfort, 28 de abril. Así mismo los miembros tienen participación en las riquezas espirituales que a la familia Monfortiana le hayan sido otorgadas por María, la cual se da por completo a quien se entrega totalmente a Ella" (Queen, mayo - junio, 1992, p. 25).
5. Para la debida comprensión y práctica de esta devoción, es esencial leer, no una sino muchas veces, La verdadera devoción a la santísima Virgen, y la obra más reducida, El Secreto de María, de San Luis María de Montfort.
"San Pío X, en particular, ha puesto muy de relieve la doctrina de la mediación universal de María y la de su maternidad espiritual, en su hermosa encíclica Ad díem illum, que en sustancia no es más que un traslado de la Verdadera Devoción de Montfort. El santo Pontífice era ferviente admirador de este famoso tratado. Recomendaba con muchísimo ahínco que todos lo leyeran, y a sus lectores les dio su Bendición Apostólica. Además, en dicha encíclica mariana se encuentran no sólo las ideas favoritas del Siervo de María, sino hasta sus mismas expresiones" (Mura, El Cuerpo Místico de Cristo).
“Los que quieran someterse a estas santa esclavitud han de ser muy devotos del gran misterio de la Encarnación del Verbo, que se celebra el 25 de marzo. En verdad, la Encarnación es el misterio propio de esta devoción, la cual fue inspirada por el Espíritu Santo por los siguientes motivos:
a) para honrar e imitar la inefable dependencia que se dignó tener el Dios Hijo de su Madre María, para gloria de su Eterno Padre y salvación nuestra; dependencia que resalta de un modo particular en este misterio, en el que Jesús es esclavo y cautivo en el seno de María, donde depende de Ella para todo;
b) para agradecer a Dios las gracias incomparables que ha dado a María, y, en especial, por haberla escogido como Madre suya dignísima; elección que se hizo en este misterio de la Encarnación.
Estos dos son los principales fines del compromiso de hacerse esclavo de Jesús en María" (San Luis María de Montfort) (Tratado de la verdadera devoción, n.243).
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