martes, 27 de mayo de 2025

Fines Externos de la Legión, mayo 2025

 

Encuentro de formacion virtual

 "FINES EXTERNOS DE LA LEGIÓN"
Manual Capítulo 12 

Hno. Rene Vargas
Senatus Annuntiata
Bogotá- Colombia

Material pregrabado

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Tarea apostólica legionaria realizada sin fines de lucro aprobada por el Concilium Legionis realizada desde La Parroquia La Santa Cruz de Fiorito Curia María, Madre de la Sabiduría)


sábado, 24 de mayo de 2025

Dia de María Auxiliadora, mayo 2025

  Imprimir archivo pdf: Día de Maria Auxilidaora arte final


1- El primero que llamó a la Virgen María con el título de "Auxiliadora" fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en al año 345, el dice: "Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios". San Sabas en el año 532 narra que en oriente había una imagen de la Virgen que era llamada "Auxiliadora de los enfermos", porque junto a ella se obraban muchas curaciones San Juan Damasceno en el año 749 fue el primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora, rogad por nosotros".
 
Y repite: la virgen es "auxiliadora para evitar males y peligros y auxiliadora para conseguir la salvación".En Ucrania, Rusia, se celebra la fiesta de María Auxiliadora el 1 de octubre desde el año 1030, en ese año libró a la ciudad de la invasión de una terrible tribu de bárbaros paganos.

2 - En el año 1572, el Papa San Pió V, ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías la advocación "María Auxiliadora, rogad, por nosotros", porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un ejército mahometano de 282 barcos y 88.000 soldados.

3 - En el año 1600 los  católicos  del sur de  Alemania,  hicieron  una 
promesa a la Virgen de honrarla con el título de auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la terrible guerra de los 30 años. La Madre de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de 70 capillas con el título de María Auxiliadora de los cristianos.En 1683 los católicos al obtener inmensa victoria en Viena contra los enemigos de la religión, fundaron la asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 países.

4 - En 1814, el Papa Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. 

Inesperadamente el pontífice quedó libre, y llegó a  Roma el 24 de mayo. Desde entonces quedó  declarado el 24 de mayo como
día de María Auxiliadora.

4 - En 1860 la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo.

5 - Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana.

Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como "central y sintetizador.

6 - Otra curiosidad: ¿sabes que María Auxiliadora es Patrona de China?  La devoción a la Virgen Auxiliadora allí se remonta a la segunda mitad del siglo XIX. En Shanghai se encuentra el santuario de Sheshan, que es un lugar de referencia para venerar a María Auxiliadora.

Aporte del texto la Hna. Claudia Henao

viernes, 23 de mayo de 2025

Contactos Callejeros, mayo 2025

24 de mayo
Te invitamos
Formacion virtual

EL TRABAJO LEGIONARIO
CONTACTOS CALLEJEROS
Manual, Capítulo 37 Numeral 9

 En esta ocasión nos
comparten su testimonio y experiencias
desde: Buenos Aires nuestras

Hnas. Verónica - María Luisa y Silvia

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jueves, 15 de mayo de 2025

Vida de la Santísima Virgen


VIDA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
 Jorge González Villegas,  Pbro.

Desde toda la eternidad la Santísima Virgen fue predestinada a la incomparable dignidad de Madre de Dios. Moisés, Isaías, David y Salomón hablaron de Ella en sus profecías; Eva, Sara, Débora, Judith y Ester, el Paraíso terrenal, el Arco iris, la Escala de Jacob, la Vara de Aarón el Vellocino de Gedeón, la Torre de David, el Templo y el Arca de la Alianza, la figuraron en el Antiguo Testamento .

Sus padres Joaquín y Ana, eran descendientes de David y vivían en Jerusalén según unos, en Nazaret según otros, cuando dieron a la luz esta hija bendita, quince años' antes de la era cristiana, la que milagro­samente obtuvieron, merced a las fervorosas oraciones que hacían a Dios. Quince días después del nacimiento, recibe el nombre de María, nombre glorioso que en hebreo significa: Señora, iluminadora, poderosa, hermosa y mar de amargura.

Al cabo de ochenta días fue Santa Ana al templo para cumplir la ley de la purificación llevando la niña en sus brazos, como un tesoro precioso; y es muy probable que entonces la Virgen que desde su concepción inmaculada gozaba del uso de la razón, hiciese entonces su consagración virginal al Señor y luego volviese su madre con Ella a la casa.

Una tradición piadosa dice que estando ya en tres años fue ofrecida por sus padres en el templo, en cumplimiento del voto que habían hecho de consagrar al Señor el fruto de bendición que les diera, y que la niña María pasó allí los años de su adolescen­cia entregada a la oración, al estudio de los libros sagrados y de trabajos propios de su edad destinados al culto del Señor. Pero esto no tiene fundamento sólido ni verdadera probabilidad.

Cuando hubo llegado a la edad de catorce años, en que conforme a la costumbre de entonces debía tomar estado, ya quizás muertos sus padres, por inspiración divina e insinuación de los sacerdotes, se desposó con San José, quien había también ofrecido a Dios su virginidad; cumpliendo de esta manera una ley de aquel tiempo según la cual, María, como hija única y heredera de los bienes paternos, estaba obligada a escoger un esposo de su tribu y familia, y realizando a la vez los designios divinos que tenían por fin: proteger a los ojos del mundo el honor de María y de su Hijo, dar a entrambos un custodio fiel y protector abnegado y presentar en María un modelo perfecto de esposas, madres vírgenes.

Felizmente vivían los santos esposos en Nazaret, cuando tuvo lugar la aparición del Arcángel San Gabriel a la Purísima Virgen entonces de quince años, anunciándole que sería la madre del mesías.

Ella se turbó y creyó encontrar en ello un obstáculo a su virginidad, pero el ángel la tranquilizó al revelarle que la Encarnación se obraría por la acción omnipotente del Espíritu Santo. Entonces María sometiéndose al divino beneplácito respondió: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra", y en el mismo instante el Verbo Eterno se encarnó en sus purísimas entrañas y habitó entre nosotros.

   Su celo y caridad la impulsaron a hacer en seguida una visita a su prima Santa Isabel, quien tenía en  su  seno  a     San Juan  Bautista  precursor  del Mesías, el cual fue santificado por la presencia de Jesús llevado por María en sus castísimas entrañas, y pasados tres meses volvió a Nazaret donde llevó Una vida recogidísima.

Llegados los días del nacimiento del Niño Dios, por un edicto del emperador Augusto, los santísimos esposos tuvieron que emprender un viaje a Belén; y allí en una gruta a cueva, establo mísero de animales, nació Jesús. En ese Belén presenció la divina Señora, la adoración de los pastores, la de los magos y la circuncisión de su santísimo Hijo. Cuan­do el divino Niño tuvo cuarenta días, María Santísima fue a Jerusalén para presentarlo en el templo y cumplir con profundísima humildad la ley de la purificación. Poco después Herodes decretó la matanza del Niño Jesús, y los santos esposos para librarle tuvieron que huir con El a Egipto, de donde volvieron luego que murió este pérfido tirano, y fijaron su residencia en Nazaret.

En esta pequeña aldea vivió Ntra. Señora durante la vida oculta de su amadísimo Hijo en compañía de su virginal Esposo, quien murió tres años antes de comenzarse la vida pública del Salvador. Durante ésta, María de ordinario acompañaba a Jesús, pero el Evangelio sólo cita su presencia en tres circunstan­cias a saber: en las bodas de Cana, después de la cu­ración de un poseso ciego y mudo, y por último en el Calvario; más según las revelaciones de la Venerable Sor María de Agreda, lo acompañó desde el principio hasta el fin de su Sagrada Pasión, sufriendo indeciblemente, o mejor compartiendo sus dolores hasta el grado de merecer el título de Reina de los Mártires y corredentora.

A continuación volvió al Cenáculo en compa­ñía de San Juan Evangelista a quien le fue encomendada cuando Ntro. Señor pendía de la cruz, y ahí se le apareció el divino Resucitado antes que a "Los demás y muchas otras veces por espacio de cuaren­ta días que mediaron entre la Resurrección del Señor y su gloriosa Ascensión a los Cielos. Allí mismo recibió nueva plenitud de gracias a la venida del Espíritu Santo y le fue confirmado el don que ya se le había otorgado en el Calvario, de ser Madre de toda la Iglesia.

  Hasta su muerte no ceso de alentar a los discí­pulos de Jesús y a sus apóstoles; cuando éstos se dis­persaron, siguió a San Juan a Éfeso, donde fue el consuelo y alegría de la Iglesia naciente, y donde murió según sentencia de algunos, a la edad de sesenta y tres años; pero según opinión más probable y verdadera, después de una permanencia en Éfeso, de dos años y medio, regresó a Jerusalén, y en esta ciudad murió de amor a los setenta años.

Según la tradición y el común sentir de los fieles, al tercer día fue llevada en cuerpo y alma por su divino Hijo al Cielo, donde está sentada a su diestra, siendo la alegría y delicias de los bienaventurados y la esperanza y consuelo de los que aún gemimos en este valle de amargura y dolor. 

MOTIVOS QUE NOS OBLIGAN A AMARLA
A Ella debemos consagrarle todo nuestro amor, no sólo por el admirable ejemplo que de todas las virtudes nos dio durante su vida mortal, sino también porque lo merece por varios títulos, a saber: 
  Io Madre de Dios, encerrando esta dignidad todas las her­mosuras, todas las grandezas, todos los prodigios so­brenaturales, todos los méritos y virtudes, todas las bendiciones, maravillas y prerrogativas que pueden decirse de María, puesto que es el centro y princi­pio de todos sus privilegios de naturaleza, gracia y gloria. En el dogma de la Maternidad divina, dice el P. Terien S. J., está cifrado no sólo el misterio de la Encarnación sino todo el cristianismo. 

 2 Ella es nuestra Medianera; porque habiéndonos dado Dios a Jesús por Ella, también nos comunica por su mediación todos los dones de la gracia. Su intercesión es universal, es decir, que se extiende a todos los hombres, tiempos y lugares; y eficaz, pues como dice San Buenaventura, María por su ruego es toda poderosa con su Hijo, mereciendo ser llamada "la Omnipotencia suplicante". San Bernardo la llama "el canal y acueducto de las gracias divinas" y San Alfonso "el doctor mariano por excelencia", añade: Así como ninguna línea trazada desde el centro de un círculo puede salir de él sin pasar antes por  la circunferencia, así también del centro de todo bien que es Jesucristo, no puede venirnos gracia alguna sin que pase por María, la cual al recibir al Hijo de Dios, lo rodeó por todas partes, y todo en Ella respira sólo misericordia y bondad.

   María es además nuestra Corredentora, por que cooperó a nuestra salvación; nuestra Abogada, porque intercede incesantemente por nosotros; nuestra Patrona, porque nos cuida constantemente; nuestra Reina, porque Jesucristo su Hijo es Rey del Cielo y de la tierra; y finalmente nuestra Madre, porque somos hijos adoptivos de Dios y hermanos de Jesucristo, quien al morir en la cruz, la proclamó oficialmente Madre a todos los hombres en la persona de San Juan cuando le dijo: "Ahí tienes a tu madre".
  Por consiguiente: siendo María nuestra máxima confianza, la razón de nuestra esperanza, la ilusión de nuestra vida y el objeto de todo nuestro amor, es menester conocer e imitar sus virtudes, pensar en Ella, invocarla con frecuencia y propagar su culta y devoción, profesándole una profunda veneración por sus grandezas inefables, y una confianza filial y sin límites por ser nuestra Madre llena de piedad y ternura.
CONSAGRACIÓN A MARÍA
Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre, mía. A Vos que después de Jesús sois mi todo, consagro hoy por toda mi vida: mi alma y mi cuerpo, mis bienes interiores y exteriores, naturales y sobrenaturales, presentes y futuros. Renuncio a mí mismo y me entrego a Vos, amabilísima Señora, para no tener más voluntad que la vuestra. Quiero amaros con el amor de los Ángeles y el de todos vuestros amantes que existen y existirán. Bien sé que por mí mismo nada puedo, pero de Vos lo espero todo; por tanto me abandono en vuestro corazón sagrado, a fin de vivir tan sólo para Vos, con Vos, por Vos y en Vos, para mayor gloria de Dios. Amén .                                                  

José Salazar B. Vicario General
Septiembre 30 de 1983
Gobierno Eclesiástico    Puede Imprimirse

viernes, 9 de mayo de 2025

La Consagración a la Verdadera Devoción, mayo 2025

17 de MAYO

Escuela de Oficiales
Padre Víctor Favero
Director Espiritual - Argentina

La Consagración a la Verdadera Devoción y
la Asociación María Reina de los Corazones

Nuestra formación permanente, es muy importante, 
estos espacios nos ayudan a crecer para estar siempre lístos
a desempañar mejor nuestro apostolado

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 La Parroquia: "La Santa Cruz" de Fiorito -Bs. As.
Curia "María, Madre de la Sabiduría"

jueves, 8 de mayo de 2025

Apostolado Legionario, mayo 2025

*Encuentro de formación virtual*
"APOSTOLADO LEGIONARIO"
Manual Cap. 10

MADRE EXCELSA del Llano

Organiza Senatus Annuntiata
Bogotá – Colombia


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lunes, 5 de mayo de 2025

Cita del Día, mayo 2025


Estamos llamados a ser sacerdotes y laicos en este mundo concreto en el que vivimos, no en ningún otro momento de la historia.

El Señor nos juzgará no por nuestro conocimiento de la historia de la evangelización y de la misión, sino por nuestro compromiso efectivo con la evangelización en el mundo específico y concreto en el que nos ha llamado a ser sus testigos.

Reverendísimo Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín

viernes, 2 de mayo de 2025

Centenario de NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

BREVE MEDITACIÓN SOBRE EL CENTENARIO
DE LAS APARICIONES DE
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

Qué bueno que, en esta celebración del centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima en Portugal a los tres Pastorcitos Lucía, Jacinta y Francisco, no nos centremos en especular sobre los “secretos” que algunos convierten en divagaciones esotéricas, con el ánimo solo de distorsionar y atacar a la Iglesia Católica. Nosotros los católicos, propongámonos, hacer una reflexión de continuidad con nuestros guías espirituales en el Magisterio de la Iglesia (Santos, Papas, Obispos, sacerdotes y religiosos que han estudiado y meditado este importante acontecimiento a la luz del Evangelio y de la Tradición) y saquemos mucho provecho espiritual de las gracias que Dios nos regala, por intermedio de la visita de nuestra Señora la Santísima Virgen y de sus mensajes a los pastorcitos que también son mensajes para nosotros los que queremos ser sus hijos y fieles de buena voluntad.
Escuchemos por ejemplo las palabras del papa Pío XII, que nos dice que la parte que más le impresionó de los mensajes es cuando la Virgen, después de haberles mostrado la realidad del infierno, les dice "Ustedes han visto el infierno donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en el mundo devoción a mi Inmaculado Corazón."– “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno, porque no hay quien se sacrifique y pida por ellas”.
Es un misterio que la Virgen nos revela como por la humilde oración de unos pastorcitos, en ellos por nuestra pobre oración se pueden salvar muchas almas. Es el misterio de la Comunión de los Santos. Comunión quiere decir "común unión"; y Comunión de los Santos quiere decir unión común con Jesucristo de todos los santos del cielo, de las almas del purgatorio y de los fieles que aún peregrinamos en la tierra.

RODRIGO CORREA ÁNGEL O.F.S
Las indulgencias plenarias 
Podrán obtenerse durante todo el Año Jubilar y para ello existen tres maneras:
1.- Peregrinar al Santuario
La primera forma es que “los fieles vengan en peregrinación al Santuario de Fátima en Portugal y que allí participen en una celebración u oración dedicada a la Virgen”.
Además de ello los fieles deben rezar el Padrenuestro, recitar el Credo e invocar a la Madre de Dios.
2.- Ante cualquier imagen de la Virgen de Fátima en todo el mundo
La segunda forma se aplica para “los fieles piadosos que visitan con devoción una imagen de Nuestra Señora de Fátima expuesta solemnemente a la veneración pública en cualquier templo, oratorio o local adecuado en los días de los aniversarios de las apariciones, el 13 de cada mes desde mayo hasta octubre (de 2017), y participen allí devotamente en alguna celebración u oración en honor de la Virgen María”.
Al respecto de la segunda forma, el secretario de la rectoría del Santuario de Fátima indicó que la visita a la imagen de la Virgen “no tiene que ser necesariamente solo en Fátima o exclusivamente en Portugal” sino que puede ser en cualquier parte del mundo.
También se debe rezar un Padrenuestro, el Credo e invocar a la Virgen de Fátima.
3.- Ancianos y enfermos
La tercera forma de obtener una indulgencia se aplica a las personas que por la edad, enfermedad u otra causa grave estén impedidos de movilizarse.
Pueden rezar ante una imagen de la Virgen de Fátima y deben unirse espiritualmente en las celebraciones jubilares en los días de las apariciones, los días 13 de cada mes, entre mayo y octubre de 2017.
Además tienen que “ofrecer con confianza a Dios misericordioso, a través de María, sus oraciones y dolores o los sacrificios de su propia vida”.

jueves, 1 de mayo de 2025

Santa Misa Virgen de Fatima 13 de Mayo 2025

 







El legionario y la Santisima Trinidad, abril 2025


Allocutio Concilium Legión de María, mayo 2025

Allocutio Concilium Legión de María
Fr. Paul Churchill, Director Espiritual del Concilium 
Abril 2025 

Nuestro camino de Emaús
escoltados por
Jesús y María glorificados

El rápido e injusto juicio de Nuestro Señor y su brutal ejecución conmocionaron a sus seguidores. El corazón de su madre fue traspasado. Sus partidarios vieron frustradas sus esperanzas. Sus apóstoles sufrieron la culpa de su traición y cobardía.

Y entonces llegó el acontecimiento que lo cambió todo y que sigue siendo el centro de nuestra fe: Nuestro Señor, resucitó de entre los muertos. También está en el centro de nuestro mundo, porque si no hubiera sucedido no existiría nuestro calendario actual. San Pablo dijo: «Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe, y nosotros seríamos los más dignos de lástima» (I Cor 15,14).

Las apariciones de Nuestro Señor, tras su muerte no dejaron lugar a dudas a los apóstoles y demás discípulos. Estaban ante los incrédulos. Sí, la humanidad creía en un mundo de espíritus después de la muerte. Pero, ver a la persona que ellos conocían crucificada, ahora resucitada, no sólo en espíritu sino con Su cuerpo que todavía podía comer pescado y pan y llevando Sus heridas, mientras también era capaz de llegar a través de puertas cerradas, simplemente los asombró. Alguien había vuelto de entre los muertos. Nunca antes se había visto algo así.

También formaba parte de su asombro el hecho de que a sus apóstoles y discípulos, que le habían dejado morir, no viniera a reprenderles, sino a traerles su amor y su paz. También les encomendó, a pesar de su traición, la misión de llevar esta buena nueva de la victoria sobre la muerte y el perdón de los pecados a todo el mundo. Así pues, no sólo la muerte ha sido vencida, sino también el pecado y la culpa que conlleva.

Cuando mueras, tu cuerpo será enterrado o incinerado. Habrás dejado la historia. Tu tumba será olvidada con el tiempo. El mundo seguirá adelante sin ti. A menos, claro, que te consideren un santo y utilicen tu cuerpo como reliquia. Pero Cristo, al resucitar de entre los muertos, comienza a conducirnos por un nuevo camino. No se puede negar el hecho de que millones de personas le han seguido, han dedicado sus vidas a Su causa y han cambiado su historia. Lo que les ayuda es saber que Él, está a su lado, aunque — como los discípulos, en el camino de Emaús — no lo reconozcan. Él camina con nosotros.

Sin embargo, el Señor resucitado quiso que otra persona compartiera su estado glorificado: María, su madre. Su resurrección por sí sola podría haber dejado preguntas. Podríamos pensar: «Ah, bueno, Él, es Dios, así que tiene esa capacidad porque es divino. Nosotros, meras criaturas, ¿realmente podemos esperar que nuestros cuerpos sean glorificados?». Pero para asegurarnos sobre este punto Él, la llevó, en cuerpo y alma, aunque era una criatura, a un estado glorificado.

Pero Él tenía otro objetivo. Como en la tierra, así también en el cielo: Él necesitaba Su ayuda. Porque Ella, pura criatura, al igual que en Caná, comprende nuestras necesidades básicas, terrenas y espirituales, y puede intervenir directamente ante Él, en nuestro favor y Él, le permite dispensarnos Sus gracias. Ella, Madre suya y nuestra, sabe mejor que nosotros cuáles son nuestras verdaderas necesidades, las conoce y sólo actúa según la voluntad de Dios (San Luis M. de Montfort, Tratado, Cap 1, Arts. 2-3).

Los dos discípulos de Emaús, pertenecientes todavía en nuestro mundo, fueron encontrados por un desconocido que les dio esperanza. Al principio no reconocieron a su Señor glorificado. Lo único que sabían era que Él, les levantaba el corazón y por eso lo invitaron a quedarse con ellos. Sólo cuando comieron con Él, vieron su asombrosa realidad y quedaron asombrados y no pudieron ocultar su alegría

Con nosotros es ligeramente diferente. Tú y yo recorremos nuestro camino a Emaús, a veces hacia abajo. Pero nuestra realidad es que dos personas glorificadas que una vez caminaron por este mundo, caminan con nosotros. No se trata de santos, cuyos cuerpos quedan atrás y que nos proporcionan reliquias. No. Tienen sus cuerpos con ellos en la gloria. Pero caminan con nosotros tan real como Él, lo hizo con aquellos dos discípulos, la noche del primer Domingo de Pascua.

Aun lado de nosotros camina María, que conoce en su corazón, los dolores que pueden afligirnos. Al otro lado, su Hijo, que todavía lleva sus heridas físicas, y nos lleva en el centro de su gran corazón de amor divino. Y nos anima: «¡No tengais miedo. Yo he vencido al mundo. Yo estoy siempre con vosotros, hasta el fin de los tiempos!». Y María, nos dice, como a Juan Diego: «¿No estoy yo, aqui que soy tu madre?».

Por eso, flanqueado siempre por ambos, salgamos con confianza hacia los demás, sabiendonos sostenidos por Jesús y María, ambos con sus cuerpos glorificados, son nuestra realidad futura, la gloria del cielo. Y demos testimonio con nuestra vida y nuestras palabras de Nuestro Señor: «¡No tengáis miedo de los que matan el cuerpo¡». Por su Resurreción y la Asunción de María, tenemos la seguridad de que nuestra muerte no será el final. Con Jesús y María, a nuestro lado, estamos en compañía de los vencederos. Amén

¡Felices Pascuas para todos!