jueves, 4 de julio de 2013

La vida de la comunidad en los Hechos de los Apóstoles

La  vida  de  la  comunidad en   los  Hechos  de  los Apóstoles
Padre Carlos Fernando Vanegas Bonet
Director Espiritual
Senatus Inmaculada
Medellín - Colombia - Suramérica
En los cinco primeros capítulos del Libro de los Hechos nos encontramos con tres pasajes, que describen de una forma resumida la vida de las primeras comunidades en Jerusalén (Hch 2,42-47; 4,32-35; 5,12-14). Estos resúmenes, que reciben el nombre de sumarios, suelen generalizar, empleando expresiones como: "todo el mundo, cada día...".

En el conjunto del libro cumplen una doble función: por una parte dan una idea general, de una visión de conjunto, y por otra sirven para hacer una transición entre unos relatos y otros. Pero ¿eran las primeras comunidades como nos las describe el autor del Libro de los Hechos?

Una visión idealizada con fines catequéticos

La descripción que nos ofrecen los sumarios es probablemente más un ideal que una realidad histórica. Lo que en ellas se dice de la vida de las primeras comunidades es la utopía hacia la que miraban con mucha esperanza. A ellos les ocurría como a nosotros, que no siempre llegaban a alcanzar aquello que se proponían.

El mismo Libro de los Hechos nos cuenta que también entre aquellos primeros discípulos surgieron conflictos. Ya en el capítulo quinto la armonía de la comunidad se rompe porque Ananías y Safira engañan a los hermanos (Hch 5,1-11). En el capítulo sexto encontramos una nueva dificultad: los helenistas (cristianos de cultura griega) se quejan a los discípulos de origen hebreo porque sus viudas no eran bien atendidas (Hch 6,1-7). Dificultades mayores aparecerán cuando los primeros paganos entran en la comunidad.

En cualquier caso, los tres sumarios de los que acabamos de hablar describen los fundamentos esenciales sobre los que se asentaba su vida en común. Cuatro de ellos han sido desarrollados en la explicación del texto.

La vida de las primeras comunidades cristianas

He aquí algunos rasgos de la vida de las primeras comunidades que subrayan los sumarios del Libro de los Hechos.

Los discípulos asistían regularmente a la enseñanza de los apóstoles, y nos transmiten que los Doce daban testimonio de la resurrección del Señor con gran eficacia. Ni un solo día dejaban de enseñar en el Templo y por las casas, anunciando la buena noticia de que Jesús era el Mesías (Hch 5,42).

Los creyentes vivían la comunión fraterna, tenían un solo corazón y una sola alma, lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Como resultado de este estilo de vida, ninguno pasaba necesidad.

Los seguidores de Jesús querían vivir lo que habían visto al maestro, más aún lo que le escucharon en su última cena: "haced esto en memoria mía". En este Libro de los Hechos nos narran cómo partían el pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón.

Los primeros cristianos recordaban que Jesús por las noches se retiraba a orar, que alababa al Padre y que acudía a Él en los momentos más significativos de su vida. Ellos también eran fieles en las oraciones y a diario frecuentaban el templo en grupo.

Los apóstoles hacían, como lo hizo Jesús, signos y prodigios en favor del pueblo. Mucha
gente de los alrededores acudía a Jerusalén llevando enfermos y poseídos y todos eran
curados.

Como consecuencia de este estilo de vida los discípulos gozaban de simpatía entre el pueblo, hasta el punto de que todo el mundo estaba impresionado y se hacían lenguas de ellos.

La predicación y el testimonio que daban los primeros cristianos impulsaban a muchos hombres y mujeres a unirse a ellos. En el Libro de los Hechos se dice que día tras día el Señor iba agregando al grupo a los que se iban salvando.

Cuatro dimensiones fundamentales

En muchas de nuestras parroquias las energías de los agentes de pastoral se consumen en el servicio de los sacramentos y en las catequesis de primera Comunión. Iluminada por el texto que acabamos de leer toda la comunidad ha de plantearse su vida a la luz de los siguientes pilares:

- La comunión de vida, llamada también koinonía, es lo fundamental del mensaje de Jesús, es el "ved como se aman", es una llamada a vivir el amor fraterno.
¿No hemos de ofrecer al mundo esta forma alternativa de convivencia, en la que todos somos llamados a ser hermanos?

-  La enseñanza, la catequesis, o la predicación, que llamamos también didaskalía, es la urgencia que tiene la Iglesia de ser misionera, de anunciar la Buena Noticia de Jesús resucitado. ¿No nos pide a cada uno de nosotros que nos pongamos a la escucha de la enseñanza de los apóstoles, de la Palabra de Dios y que nos preparemos para poder anunciársela a otros?

-  La celebración de la fe o la liturgía es el encuentro alegre de los hombres y mujeres que necesitan alabar y agradecer el don del Padre en Jesús, el Resucitado. Es la fiesta de la vida que alienta el Espíritu.

¿Celebramos los sacramentos como acontecimientos de la vida?

¿Son nuestras Eucaristías, el lugar donde renace cada día la comunidad?

¿Los momentos Litúrgicos van dando sentido a nuestro caminar?           

- El servicio a los pobres llamado también diakonía supone que en la comunidad no solo se predica y se celebra el don de Dios, sino que ésta se hace cargo de la vida de los más pequeños, de los más débiles. En la mayoría de las parroquias se lleva a cabo mediante el equipo de Caritas. La Iglesia ha de tomar siempre partido por la vida y comprometerse a luchar contra todo tipo de injusticia y de muerte. ¿Vivimos en comunidad este compartir con los empobrecidos, con los que cerca de nosotros están en la indigencia y con los lejanos que se mueren de hambre?

Las cuatro dimensiones que acabamos de describir constituyen la savia que sostiene nuestra fe.
¿No sería interesante que revisáramos el estilo de nuestras comunidades a la luz de estos cuatro pilares básicos de la vida de todo creyente?

REFLEXIONA:

Los cristianos de la primera comunidad saben que necesitan renovar y fortalecer continuamente su compromiso de fe, de vida, y aprovechan al máximo las ayudas que se Íes brindan.

¿Por qué a nosotros, creyentes de! siglo XXI nos parece que basta con ir a Misa muy de vez en cuando, con orar poco, con dejar de leer y de aprender acerca de nuestra fe una vez que hicimos la Primera Comunión?

REFLEXIONA:

Para amar a alguien es necesario primero conocerlo. Por eso Lucas menciona en primer lugar la enseñanza: los discípulos enseñaban quién es Jesús, que dice, que hace, cuál es el proyecto de vida que propone; enseñan que murió y resucitó para darnos vida; enseñan a imitarlo, a seguirlo...

La enseñanza de la catequesis actúal debía seguir esta línea: enseñar a quien se acerca por vez primera a la fe -sea un niño o un adulto- a encontrarse con Jesús como persona, a aprender quién es, a descubrirlo vivo y presente, a su lado, relacionarse con Él, aprender a amarlo para querer seguirlo...

REFLEXIONA:

Jesús dijo: 'en esto conocerán todos que sois discípulos míos; si os tenéis amor los unos a los otros" (Jn 13, 35).  En este mundo donde se promueve el consumismo y el poseer más y mejores bienes que nuestros semejantes, sigue siendo un signo importantísimo de caridad fraterna el compartir con otros, el renunciar a la aparente superioridad que da el 'tener' , sigue siendo algo que sorprende y cuestiona a quien se entera de ello.

¿De qué manera la forma como manejas tus bienes materiales da testimonio de tu cristianismo?

REFLEXIONA:

La oración en común te permite orar por todos y que todos oren por ti. Solicitar y compartir las bendiciones de Dios.

¿De qué manera participas y vives la oración en comunidad?

REFLEXIONA:

¿Qué crees que falta y qué sobra en nuestras comunidades cristianas para poder tener la credibilidad que tenía !a primera comunidad?

¿En qué contribuyes tú a ello?

REFLEXIONA:

Cabe hacer notar que estos cuatro puntos que Lucas menciona son elementos que forman parte de nuestra Celebración Eucarística tal como la conocemos hoy:



La enseñanza: en la lectura de la Palabra de Dios y la homilía. La comunión: en la colecta durante las ofrendas, y también durante el rito de la paz donde los presentes intercambiarnos un signo de comunión fraterna.



La fracción del pan: en la Comunión Eucarística.  Las oraciones; a lo largo de toda la celebración: Oración inicial; Oración Colecta; Oración    Universal;   Oración    sobre    las    Ofrendas;    Plegaria    Eucarística; Padrenuestro; Oración antes de la Comunión; Oración después de la Comunión. 

Cita del día Concilium Legionis

Es la Eucaristía quien construye la Iglesia. Es con la celebración de la Eucaristía que nosotros llegamos a ser Iglesia. La Iglesia es un regalo que se nos da, no es algo de nuestra propia construcción.

La Iglesia es el fruto del amor gratuito de Dios, que se hace visible en Jesucristo, que nos ha amado primero y que murió por nosotros y resucitó para que podamos tener vida. La Eucaristía es la fuente y la cumbre, es la más alta expresión de la existencia cristiana y es el vínculo que une la fe y la vida.

Nosotros celebramos la Eucaristía, "en memoria Mía". Nuestro sacerdocio, toda nuestra existencia cristiana asume su más profunda expresión, cuando nuestra vida, también se convierte en celebración de la "memoria de Jesucristo".



Monseñor Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín - 

Al finalizar la Eucaristía, cuando el padre nos da la bendición final, nos invita a continuar celebrando la Misa en nuestras vidas. Por eso las cuatro palabras que el padre Carlos Fernando nos explica, son esos cuatro pilares, es el COMO lo vamos a realizar en el dia a dia.
1° Catequesis o didaskalia,   Testimonio de vida y Anuncio
2° Comunión de vida o koinonía, Dar del ser, del tener, del saber, del hacer
3° La celebración o liturgía, vida de oración, celebrar y cuidar la vida en todas sus manifestaciones
4° El servicio a los pobres o diaconía. Solidaridad, obras de misericordia


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