Cita del Dia
En las numerosas conferencias que pronunció a lo largo de su vida, hasta poco antes de su muerte en 1980, un tema al que volvió con frecuencia fue el de la Santísima Virgen María.
Había estudiado todo lo que había escrito sobre ella. No contento con eso, nos enriquecía en esas conferencias compartiendo con nosotros sus conocimientos, sobre todo el papel que desempeña en llevarnos a su Hijo.
De hecho, creo que un par de sus discursos sobre la Santísima Virgen, ofrecen una visión de la Virgen que la Iglesia en general aún no conoce plenamente. Tal era la intimidad, el conocimiento y el amor que sentía por Ella.
Síle Ní Chochláin, ex Presidenta de Concilium Legionis Mariae
Incluso en la escuela de María, la servidumbre a Jesús, significa servicio, antes que a uno mismo. En efecto, en cuanto el Arcángel Gabriel, la abandonó después de la Anunciación, María, no se cruzó de brazos complacida, regodeándose en su recién investida dignidad de Madre de Dios, sino que se apresuró a ayudar a su prima Isabel, que estaba encinta a su avanzada edad.
Así también, en las bodas de Caná de Galilea, mientras los demás disfrutaban de la comida festiva, María, vió las tinajas de vino vacías y "provocó" el primer milagro de Jesús. Para María, por tanto, ser esclava del Señor, significaba salir al encuentro de las necesidades de los demás, y sigue haciéndolo aún hoy desde su trono en el cielo.
Ella nos enseña a no agobiarnos con nuestros títulos y logros, a no envanecernos con lo que pensamos de nosotros mismos o con lo que los demás dicen de nosotros, sino a poner con alegría nuestro tiempo y nuestros talentos al servicio de Dios y del prójimo.
Sabemos que Satanás teme a tres enemigos imbatibles: el Espíritu Santo, la Santísima Virgen María y San Miguel Arcángel. El diablo sabe que no puede luchar contra el Espíritu Santo, que es Dios, mientras sea una mera criatura, reducida a un estado miserable a causa de su rebelión contra Dios.
Tiene un terrible complejo de inferioridad ante San Miguel Arcángel, que es un ángel como él, pero a quien Dios ha hecho príncipe de las huestes celestiales.
Pero la mayor humillación de Lucifer es ser aplastado por la Santísima Virgen María, un ser puramente humano perteneciente a una categoría inferior a la de los ángeles; y ella lo aplasta, no sólo porque es la Madre de Dios, sino con su humildad, que es el martillo con el que golpea la soberbia crónica de Lucifer y lo vencerá. (TD 52).
La Legión de María, fundada cuatro décadas antes del Concilio Vaticano II, me parece que incorpora algunas de las bellas intuiciones, enseñanzas y directrices de este Concilio sobre la colaboración entre sacerdotes y laicos.
Unas palabras sobre esta magnífica organización pondrán fin a nuestras reflexiones. El manual y la práctica de la Legión de María especifican que se espera que el sacerdote director espiritual proporcione orientación doctrinal y espiritual al praesidium u otro consejo.
Él da a los miembros la bendición de Dios. Es su vínculo con el Obispo, con quien se aprecia como importante la comunión eclesial. Los laicos guían y dirigen la Legión de María. La presiden y la dirigen. Ven, juzgan y actúan. Evalúan las situaciones, asignan el trabajo y discuten los informes sobre el trabajo realizado. Se acercan directamente a la gente. No tienen reparos en compartir la fe con quienes están preparados y dispuestos. Aprenden a superar el respeto humano y a evangelizar. Escuchan la alocución del sacerdote que les da el alimento espiritual y teológico que anima y alimenta su apostolado.
La Legión de María equilibra oración y trabajo. Esto es evidente incluso en el orden de los acontecimientos en una reunión del presídium. Mucho antes del Concilio Vaticano II, la Legión incorporó algunas de sus mejores directrices sobre los papeles diferentes pero complementarios de sacerdotes y fieles laicos.
Su Eminencia, el Cardenal Francis Arinze, Prefecto Retirado, Congregación para el Culto Divino, Vaticano
El principio básico de la Verdadera Devoción es ir a Jesús a través de María así como Jesús, viene a nosotros a través de María. El objetivo de la Legión es, por tanto, llevar a María al mundo como medio infalible para ganar el mundo para Jesús.
Esto presupone una comprensión adecuada del papel divino de María en el plan y la ejecución de la obra de la redención. Siguiendo esos principios, Frank Duff creía apasionadamente que la verdadera devoción a María nos obliga al apostolado.
Una forma importante de entender la naturaleza de todo apostolado es considerarlo como una participación en el cuidado maternal de María del Cuerpo místico de Cristo y, de hecho, de toda la humanidad.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual de Concilium
El principio básico de la Verdadera Devoción es ir a Jesús a través de María así como Jesús viene a nosotros a través de María. El objetivo de la Legión es, por tanto, llevar a María al mundo como medio infalible para ganar el mundo para Jesús.
Esto presupone una comprensión adecuada del papel divino de María en el plan y la ejecución de la obra de la redención. Siguiendo esos principios, Frank Duff creía apasionadamente que la verdadera devoción a María nos obliga al apostolado.
Una forma importante de entender la naturaleza de todo apostolado es considerarlo como una participación en el cuidado maternal de María del Cuerpo místico de Cristo y, de hecho, de toda la humanidad.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual de Concilium
María nos enseña que el amor tiene un orden. Contemplar a María, Estrella de la nueva evangelización, es tal vez una dulce invitación a vivir armónicamente los diversos aspectos de la vida, reconociendo que lo importante es hacer la voluntad de Dios que nos ama inmensamente. Y así podemos encontrar tiempo para la oración, el ejercicio, el cuidado de la salud, la atención a la correspondencia, la formación permanente.
Todos estos aspectos pueden ser oportunidades para expresar nuestro amor a Dios y al prójimo. Centrarse en hacer la voluntad de Dios proporciona un hilo conductor a nuestra jornada porque vemos las cosas en función de la voluntad de Dios no como algo que tenemos que hacer o a lo que tenemos que resignarnos, sino como una aventura divina de poder amar a Dios y momento a momento co-crear y co-redimir el mundo con él, en las cosas pequeñas y en las grandes. No es lo que hacemos sino cómo lo hacemos lo que importa.
Frank Duff sostuvo que la Legión propone una forma de vida más que solo hacer un trabajo en particular. Da una formación que está destinada a influir en cada departamento de la vida y cada hora de esa vida.
El legionario que sólo es legionario por la duración de la reunión y el trabajo que se le asigna no está viviendo el espíritu de la Legión. Deben llevar su formación legionaria a su vida diaria, ya sea en el mundo de la política, las finanzas, el arte, la cultura, los sindicatos, la fábrica, los negocios, la enseñanza o la enfermería o cualquiera que sea su forma particular de vida: el propósito de la Legión es ayudar a sus miembros y todos los que están en contacto con ellos para vivir plenamente su vocación cristiana.
Esa vocación tiene su fuente en el Bautismo. Por el bautismo uno se convierte en otro Cristo o, como dice San Agustín: 'No sólo nos hemos convertido en otros Cristos, sino en Cristo mismo'.
Es compartiendo y celebrando la Eucaristía como "nos convertimos en un
Dicho brevemente, la obra de la evangelización es tarea de todo el cuerpo de Cristo Cabeza y miembros. Es un acontecimiento eclesial. Es la presencia de Cristo, resucitado actuando en y a través de sus miembros.
La Iglesia no es simplemente una institución o una cosa. Es Alguien, es la persona de Cristo resucitado, que vive y actúa a través de todos los bautizados. Toda la Iglesia, cada miembro sin excepción, está llamada a evangelizar.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Director Esipiritual de Concilium
Los sacerdotes están en la cumbre de su ministerio cuando celebranel Sacrificio Eucarístico. Aquí actúan en nombre y persona de Cristo.Sólo ellos consagran el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.Ofrecen a Cristo, a Dios Padre. Los fieles laicos, por el poder delsacerdocio común dado por el Bautismo, ofrecen con el sacerdote y pormedio de él."Porque el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial ojerárquico, aunque difieren en esencia y no sólo en grado, se ordenan eluno al otro, pues ambos participan, cada uno a su manera, del únicosacerdocio de Cristo" (Lumen gentium, 10; cf. también Redemptionissacramentum, 36).Su Eminencia, el Cardenal Francis Arinze, Prefecto Retirado,Congregación para el Culto Divino, Vaticano
Siempre que Frank Duff hablaba y había sacerdotes presentes, empezaba reconociendo su presencia y dándoles las gracias. No se trataba de una simple formalidad de cortesía o de una forma de obsequio, sino de la expresión de una profunda reverencia por el sacerdocio, profundamente arraigada en su fe y en su reflexión teológica.
Consideraba que su propia vocación de laico y la realidad más íntima de la Legión de María, estaban intrínseca e inseparablemente relacionadas con la vocación del sacerdote. Y, viceversa, veía la vocación del sacerdote, aunque diferente en su tipo, como esencialmente relacionada con la vocación del laico. Juntas las veía como el camino divinamente planeado para la evangelización más auténtica y eficaz.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Antiguo Director Espiritual de Concilium
Hay una máxima filosófica que dice que el bien es difusivo de sí mismo, es decir, el bien siempre quiere esparcirse, comunicarse a los demás. Lo mismo puede decirse de esa forma particular de bondad que llamamos alegría.
Ninguna escena de la Biblia ilustra mejor esto que la Visitación. María, habiendo concebido la alegría del mundo, no puede quedarse en casa; debe ir a toda prisa a visitar a su prima Isabel. Y tan palpable es la alegría de María, expresada en su saludo a Isabel – el saludo que podemos suponer no fue otro que chaire, 'alégrate' – que incluso el niño en el vientre de Isabel pudo sentirlo y saltó de alegría.
En lo profundo de su propio vientre, María dio a luz al Hijo de Dios; pero en su voz y en su rostro, irradiaba la alegría que Él, le traía.
Todos coincidimos en que hay una necesidad apremiante de intentar difundir la Palabra de Dios y de hacer que la gente abra los oídos y el corazón a otra voz, la voz de Dios, una voz que habla de paz y que da vida.
Tenemos el desafío de encontrar métodos para ayudar a las personas a sintonizar con esta Palabra de Dios.
Esto es, de hecho, lo más importante que ofrece el cristianismo: la posibilidad de entrar en una relación de amistad con Dios mismo.
En el centro de la predicación del reino está el mensaje de que Dios se ha hecho cercano en Jesús mismo. Jesús es el reino, la presencia salvadora de Dios. El Evangelio es Jesús mismo, y abarca todo lo que es, dice y hace.
El mensaje del reino se cumple en el gran misterio de la Pascua, el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, por el que somos salvados y atraídos a una relación definitiva de amistad y filiación con Dios.
Desde la Pascua, el método de evangelización ha consistido esencialmente en contar a la gente lo que ahora leemos en los Evangelios sobre Jesucristo y su obra salvadora. Evangelizar significa dar a conocer a la gente a Jesús tal como lo conocemos a través de los Evangelios.
Monseñor Joseph Murphy, Secretaría de Estado, Vaticano
En las numerosas conferencias que pronunció durante su vida, hasta poco antes de su muerte en 1980, un tema que retomó con frecuencia fue el de la Santísima Virgen María.
Había estudiado todo lo que se había escrito sobre ella. No contento con eso, nos enriquecía en esas charlas compartiendo con nosotros sus conocimientos, sobre todo el papel que desempeña para llevarnos a su Hijo.
De hecho, un par de sus charlas sobre la Santísima Virgen, creo que dan una visión de la Virgen que aún no ha sido plenamente comprendida por la Iglesia en general. Tal era la intimidad, el conocimiento y el amor que tenía por ella.
Síle Ní Chochláin, Vicepresidenta de Concilium Legionis Mariae
La Santísima Virgen María ha entrado abiertamente en la batalla entre el bien y el mal al aparecerse a Santa Catalina Labouré, una novicia de las Hermanas de la Caridad de la Rue de Bac de París, y hacerle acuñar una medalla con su efigie: María está de pie sobre el globo terráqueo, con sus pies aplastando la cabeza de la Serpiente (el diablo) -como se anunció en el Génesis- y con los brazos abiertos emitiendo brillantes rayos de luz, para significar las muchas gracias que está derramando por todo el mundo.
Alrededor de su imagen se encuentra la inscripción Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti. Esta medalla ocupa un lugar especial en la Legión de María. Ocupa un lugar destacado en el estandarte (vexillum) de la Legión. Alrededor de ella, los legionarios de todo el mundo recitan cada día la Catena Legionis, es decir, el Magnificat de la Virgen con la oración.
El Magnificat de la Virgen con esta antífona: "¿Quién es la que sale como la mañana, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército en formación de batalla?". Es el grito de guerra de los Legionarios, con María a la cabeza, contra Satanás y sus artimañas. Y no están solos.
La historia de más de 2000 años de la Iglesia muestra que la batalla entre las fuerzas del bien y del mal se ha desatado con diversa intensidad en la Iglesia en general y en los individuos. Los santos, en particular, han sentido más plenamente el impacto, confirmando así lo que escribió san Pablo a Timoteo, que: “los que quieran vivir piadosamente en el Señor sufrirán persecución” (2 Tm 3,12) y, en nuestra caso, persecución del diablo.
Tomad, por ejemplo, a San Patricio, que superó tantas dificultades y soportó tantos sufrimientos para plantar el Evangelio en este país, y vosotros sois sus herederos. Y Jean-Marie Vianney, el santo Cura de Ars, que llevó a cientos de miles de personas a Dios a través de su ministerio en el confesionario y en el púlpito, pero fue atormentado de diferentes maneras por Satanás, especialmente cuando quería descansar por solo un momento. pocas horas por la noche.
Todas las formas de evangelización deben tener como objetivo
llevar a los demás a descubrir la alegría que se encuentra en Cristo, la
alegría de nuestra fe. Ante la pobreza espiritual que afecta a muchos de
nuestros contemporáneos y ante las preguntas fundamentales que todos deben
plantearse sobre el sentido, la vida y la felicidad, debemos ayudar a los demás
a ver dónde está la verdadera alegría.
La tarea de evangelización debe tener
como objetivo comunicar que sólo en Cristo encontramos la verdadera alegría,
sólo en Él encontramos la verdad y el amor que dan sentido a la vida y hacen
que merezca la pena vivirla. Como dice el Santo Padre: "No hay nada más
hermoso que dejarse sorprender por el Evangelio, por el encuentro con Cristo.
No hay nada más hermoso que conocerlo y hablar a los demás de nuestra amistad
con él".
Haciendo esto, estamos realizando un
servicio a la alegría, "a la alegría de Dios que anhela irrumpir en el
mundo" (Homilía en la Misa de Inauguración del Pontificado, 24 de abril de
2005).
Monseñor Joseph Murphy, Secretaría de Estado, Vaticano.
Como sacerdotes, estamos llamados a llevar a las personas a la santidad: esto es lo que estamos llamados a hacer: está en el corazón de la enseñanza y el sistema de la Legión, y es lo que vemos ante todo en la vida de Edel.
Ella lo hizo bien. En el centro de su día estaba la oración, y en el centro de eso estaba la Eucaristía: la Misa y la Adoración.
María sigue acompañando hoy a nuestra Iglesia, encargada de dar testimonio de Jesús en una cultura en la que la presencia de Dios es constantemente relegada a los rincones de la vida pública y también a una posición de menor relevancia en la vida y el corazón de muchas personas. Ella acompaña a los apóstoles de hoy en la Nueva Evangelización.
Como en Pentecostés, está con nosotros animándonos a estar presentes en nuestra cultura secularizada, testimoniando con la integridad de nuestras vidas el amor de Jesús a través de obras de servicio y de evangelización.
Ella nos sostiene para estar presentes en ese mundo sin ser tocado por la mundanidad.
Arzobispo emérito Diarmuid Martin D.D
Todo esto indica que, para que el cristianismo recupere su fuerza persuasiva en medio de la actual crisis de la humanidad, debe presentarse de nuevo como la religión de la verdad y la religión del amor.
La fe cristiana, no la versión diluida de los relativistas o de los que la reducen a una cuestión de sentimiento o de opinión personal divorciada de la verdad, sino la "fe plena y gozosa del Nuevo Testamento, de la Iglesia a lo largo de los siglos" sigue teniendo una oportunidad en el mundo contemporáneo.13 Lo hace porque corresponde a la naturaleza del hombre, que tiene una sed insaciable de infinito, de verdad y de amor.
La evangelización, pues, consiste en difundir la verdad y el amor liberadores que todos necesitan.14 La verdad es un don para todos y no aliena a nadie. La verdad es un don para todos y no aleja a nadie. En Cristo, el don esencial de la verdad se ofrece a todos y es nuestra vocación, como sacerdotes o laicos, compartir este don libremente con los demás. 13 Cf. Joseph Ratzinger, Verdad y tolerancia: Christian Belief and World Religions (San Francisco: Ignatius Press, 2004), p. 137. 14 Cf. ibíd., pp. 56; 73; ídem, Pilgrim Fellowship of Faith: The Church as Communion (San Francisco: Ignatius Press, 2005), p. 215.
Monseñor Joseph Murphy, Secretaría de Estado, Vaticano
La Santísima Virgen María ha entrado abiertamente en la batalla entre el bien y el mal al aparecerse a Santa Catalina Labouré, una novicia de las Hermanas de la Caridad de la Rue de Bac de París, y hacerle acuñar una medalla con su efigie: María está de pie sobre el globo terráqueo, con sus pies aplastando la cabeza de la Serpiente (el diablo) -como se anunció en el Génesis- y con los brazos abiertos emitiendo brillantes rayos de luz, para significar las muchas gracias que está derramando por todo el mundo.
Alrededor de su imagen se encuentra la inscripción Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti. Esta medalla ocupa un lugar especial en la Legión de María. Ocupa un lugar destacado en el estandarte (vexillum) de la Legión. Alrededor de ella, los legionarios de todo el mundo recitan cada día la Catena Legionis, es decir, la oración del Magnificat de la Virgen.
El Magnificat de la Virgen con esta antífona: "¿Quién es esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?". Es el grito de guerra de los Legionarios, con María a la cabeza, contra Satanás y sus artimañas. Y no están solos.
Su Eminencia, el Cardenal Iván Dias, ex Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano
Toda forma de evangelización debe tender a llevar a los demás a descubrir la alegría que se encuentra en Cristo, la alegría de nuestra fe. En respuesta a la pobreza espiritual que aflige a tantos de nuestros contemporáneos ya las cuestiones fundamentales que todos debemos afrontar sobre el sentido, la vida y la felicidad, debemos ayudar a los demás a ver dónde reside la verdadera alegría.
La tarea de la evangelización debe tender a comunicar que sólo en Cristo encontramos la verdadera alegría, sólo en Él encontramos la verdad y el amor que da sentido a la vida y la hace digna de ser vivida. Como dice el Santo Padre: “No hay nada más hermoso que dejarse sorprender por el Evangelio, por el encuentro con Cristo. No hay nada más hermoso que conocerlo y hablar a los demás de nuestra amistad con él”.
Haciendo esto, estamos haciendo un servicio a la alegría, “a la alegría de Dios que anhela irrumpir en el mundo” (Homilía en la Misa de Inauguración del Pontificado, 24 de abril de 2005).
Acercándonos a su Hijo, ella nos acerca a la alegría, y provoca nuestra alegría. Aquí vemos que el título de Causa de nuestra alegría implica el título de Mediadora.
Las palabras griegas para "alegría" y "gracia" son casi las mismas: chara y charis. Como María es mediadora de toda gracia, es causa de toda alegría.
P. Gerard Deighan, Profesor de Escritura.
Y aprendemos de María a tener un
corazón abierto y universal en su alcance. Tenemos que ir un paso más allá, y
tal vez ésta sea otra dimensión que María nos enseña como particularmente
relevante para hoy. Y es el amor mutuo. En el Evangelio de Juan leemos que, en
la víspera de su muerte, Jesús dio el mandamiento nuevo del amor mutuo.
Al día siguiente, en la cruz, le confió a María a Juan y a Juan a María, estableciendo así la primera célula de la Iglesia, marcada por una reciprocidad que caracterizará a los cristianos a lo largo de los siglos. San Pedro, por ejemplo, nos recuerda que antes de todo, ante omnia (1 Pe 4,8) debemos mantener vivo el amor mutuo entre nosotros.
Antes que nada... Y es conocida la relación que hace Tertuliano de lo que se decía de los primeros cristianos: "mirad cómo se aman y cada uno está dispuesto a morir por el otro". Apología, 39
Rev. Brendan Leahy D.D. Obispo de Limerick
Ahora quiero hablar brevemente del más fundamental
de todos los modelos que Frank Duff utiliza para explicar la naturaleza del
apostolado: es la unión del Espíritu Santo y María la que da a Jesús, el Verbo
eterno hecho carne al mundo. Ya hemos dicho que no hay nada en María que no sea
una referencia a Cristo.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual de Concilium
Me ha venido a la mente, al pensar en la venida del Espíritu Santo, que deberíamos rezar para que el Espíritu Santo venga a darnos sabiduría y valor.
Quizás nos olvidamos de pedir el poder para que los laicos se levanten, hablen y sean apóstoles en la esfera secular.
Por favor, Dios, trabajando en ello, reflexionando sobre las cuestiones que habéis planteado, y cooperando con personas como la Legión de María, se pueden hacer mejoras.
Su Eminencia, el Cardenal Sean Brady, ex Arzobispo de Armagh y de toda Irlanda
La Santísima Virgen María es un ejemplo a seguir. Ella se entregó plenamente a Dios como su sierva (esclava) sin guardar nada para sí misma. Todo su ser estaba dirigido únicamente a Dios. De Montfort lo subraya con muchas metáforas.
Dice que María es el camino hacia Jesús, que conduce a las almas de forma rápida y segura hacia Él. Ella es un imán que atrae al Espíritu Santo. Es la brújula que señala siempre a Cristo, su Hijo. Es el eco de Dios: si dices "María", ella responde "Dios": como cuando Isabel la alabó y la llamó bienaventurada porque había creído en el mensaje de Dios, María respondió diciendo: "Mi alma glorifica al Señor... Santo sea su Nombre". (TD 225).
Su Eminencia, el Cardenal Iván Dias, ex Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano
Los fieles laicos son aquellos cristianos que se incorporan a Cristo y a la Iglesia por el Bautismo y que, a diferencia de los sacerdotes y religiosos, están llamados a vivir su parte del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo en el ámbito secular.
Por ámbito secular se entiende la realidad terrenal en la que viven y trabajan los fieles laicos. Es el mundo de la familia, el lugar de trabajo y de recreo, la ciencia y la tecnología, las artes y las profesiones, la política y el gobierno, los medios de comunicación y el ocio, las relaciones nacionales e internacionales.
"Los laicos deben asumir la renovación del orden temporal como una obligación propia" (Apost. Actuositatem, 7). Es esta actividad, esta vocación, la que los distingue de los sacerdotes y de los consagrados.
La identidad de los fieles laicos nace y se nutre de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Sagrada Eucaristía. Para los casados, se concreta y fortalece aún más con el Matrimonio.
Su Eminencia, el Cardenal Francis Arinze, Prefecto Retirado, Congregación para el Culto Divino, Vaticano
Jesús fundó su Iglesia como “sacramento universal de salvación” (Lumen Gentium, 48). La Iglesia debe llevar las buenas nuevas de salvación en Jesucristo a todos los pueblos, culturas y épocas:
"Seréis mis testigos no sólo en Jerusalén, sino en toda Judea y Samaria, y hasta el último extremo de la tierra" (Hechos 1: 8). “La evangelización es, de hecho, la gracia y la vocación propias de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir para predicar y enseñar, para ser canal del don de la gracia, para reconciliar a los pecadores con Dios y para perpetuar el sacrificio de Cristo en la Misa, que es el memorial de su muerte y gloriosa resurrección "
(Pablo VI: Evangelii Nuntiandi, 14).
Yo misma estoy absolutamente convencida de la necesidad del sacerdote para que los laicos funcionen correctamente. Creo que la Iglesia está plenamente viva solo cuando el sacerdote y los laicos trabajan juntos. Animar a los laicos, ayudarles a conocer su religión, movilizarlos y conducirlos en la labor apostólica de la Iglesia, eso es lo que el sacerdote significa para el apostolado laical.
El gran himno de alegría de María, el Magnificat, que está inspirado en numerosos pasajes del Antiguo Testamento, especialmente el cántico de Ana (1 Sam 2: 1-10), celebra la bondad y la misericordia de Dios hacia las personas y hacia Israel en su conjunto, enfatizando que Dios viene en ayuda de los pobres y sencillos, más que en ayuda de los orgullosos y autosuficientes.
Cuando rezamos el Magnificat, especialmente en la oración vespertina de la Iglesia, también nosotros, como María, recordamos las grandes hazañas que Dios ha realizado en la historia y en nuestra propia vida. Al atesorar estas cosas en nuestro corazón, que, como María, nos inspiremos una vez más para contarles a todos la esperanza y la alegría que es nuestra.
La propia naturaleza del apostolado
laical estaría en juego sin el apoyo del sacerdote. El apostolado laical
sin el sacerdote sería absolutamente impensable para Frank Duff.
El sacerdote representa a Cristo como
Cabeza del Cuerpo místico de Cristo, por lo que no tendría ningún sentido que
los laicos actuaran independientemente del sacerdote.
Rev. P. Bede McGregor, OP,
Director Espiritual del Concilium Legionis Dublín Irlanda
Él dice, María es el camino hacia Jesús, que lleva a las almas a Él de manera rápida y segura. Ella es un imán que atrae al Espíritu Santo. Ella es la brújula que siempre apunta a Cristo, su Hijo. Ella es el eco de Dios: si dices “María”, ella responde “Dios”: como cuando Isabel la alabó y la llamó bienaventurada porque había creído en el mensaje de Dios, María respondió diciendo: “Mi alma glorifica al Señor… Santo sea Su Nombre". (TD 225).
Ninguna escena de la Biblia ilustra mejor esto que la Visitación. María, habiendo concebido la alegría del mundo, no puede quedarse en casa; tenía que ir a toda prisa a visitar a su prima Isabel. Y tan palpable es la alegría de María, expresada en su saludo a Isabel - el saludo que podemos suponer no fue otro que chaire, 'regocíjate' - que incluso el niño en el vientre de Isabel pudo sentirlo y saltó de alegría.
En lo profundo de su propio vientre, María dio a luz al Hijo de Dios; pero en su voz y en su rostro irradiaba la alegría que él le traía.
Edel Quinn, como San Francisco de Asís y San Felipe Neri, fue un Apóstol de la Alegría. Viviendo en circunstancias y situaciones difíciles, quienes la conocieron recuerdan ante todo su alegría.
A veces pienso que vivimos en una época sin alegría. La alegría de Edel, creo que es de origen sobrenatural. Aparte de su vivacidad natural, estaba imbuida de ese gozo que sólo el Espíritu Santo puede dar, un gozo que brota de su fe.
Si estamos trayendo a Edel Quinn al mundo, primero debemos revelar esa alegría y cómo está centrada en su fe: es su alegría la que la confirma como un testimonio profundo de la fe.
Sin el sacerdote no puede haber plenitud del apostolado laical. Sin los laicos no puede haber plenitud del sacerdocio, porque el sacerdote debe tener miembros como el mismo Cristo los tuvo.
Sin los doce, sin los setenta y dos, sobre todo sin María, no habría Iglesia, ningún Cuerpo de Cristo en el mundo moderno. Sin el sacerdote, el vasto potencial de los laicos permanece sin explotar. Un gran depósito sigue siendo solo eso: no fluye hacia la circulación que da vida, y en cambio, se estanca.
De Montfort muestra cómo se puede conocer, amar y servir mejor a Nuestro Señor, con María como nuestra Madre, Modelo y Guía. De hecho, "La Verdadera Devoción a María" es un tesoro invaluable.
Ha sido elogiado por muchos Papas desde que fue descubierto en un cofre en 1842, donde estuvo escondido durante casi 150 años. El Papa Juan Pablo II, cuando era joven lo leyó a menudo , y de él tomó su lema Episcopal y Papal Totus tuus.
También ha sido la inspiración de mi propio Lema Episcopal: Servus.
Es fácil olvidarse del Espíritu Santo, quizás porque es difícil imaginarlo. Tenemos la imagen de la paloma, por supuesto, que supera al legionario Vexillum. Pero María también nos es dada como icono humano del Espíritu. En ella vemos a alguien que ha dejado que el Espíritu entre en su vida para hacerla fecunda de manera extraordinaria.
Nunca debemos mirar a María sin pensar en el Espíritu y en lo que también puede hacer en nuestra vida, si se lo permitimos, si decimos que sí. En estos días le pedimos al Espíritu Santo que venga de nuevo sobre nosotros. Le pedimos que nos haga, como María, receptivos a la voluntad y la gracia de Dios.
Le pedimos que nos llene, como la llenó a ella, con el gozo de la salvación. Como el Espíritu Santo hizo de María la causa de nuestro gozo, que nos haga a todos, sacerdotes y laicos, humildes apóstoles de ese gozo.
Había estudiado todo lo escrito sobre ella que pudo conseguir. No contento con que nos enriqueciera en esas charlas compartiendo su conocimiento con nosotros, muy especialmente el papel que ella juega al traernos a su Hijo.
De hecho, creo que un par de sus charlas sobre Nuestra Señora dan una idea de Nuestra Señora que la Iglesia en general aún no ha comprendido plenamente. Tal era la intimidad, el conocimiento y el amor que le tenía.
Todo esto indica que si el cristianismo ha de recuperar su fuerza persuasiva en medio de la actual crisis de la humanidad, debe presentarse una vez más como la religión de la verdad y la religión del amor.
La fe cristiana, no la versión diluida de los relativistas o de quienes la reducen a una cuestión de sentimiento u opinión personal divorciada de la verdad, sino la “fe plena y gozosa del Nuevo Testamento, de la Iglesia a través de los siglos” continúa tener una oportunidad en el mundo contemporáneo13. Lo hace porque corresponde a la naturaleza del hombre, que tiene una sed insaciable de infinito, de verdad y de amor.
La evangelización, entonces, consiste en difundir la verdad liberadora y el amor que todos necesitan14. La verdad es un don para todos y no aliena a nadie. En Cristo, el don esencial de la verdad se ofrece a todos y es nuestra vocación, como sacerdotes o laicos, compartir este don libremente con los demás. 13 Cf. Joseph Ratzinger, Verdad y tolerancia: creencias cristianas y religiones del mundo (San Francisco: Ignatius Press, 2004), p. 137. 14 Cfr. ibíd., págs. 56; 73; ídem, Peregrinaje de Fe: La Iglesia como Comunión (San Francisco: Ignatius Press, 2005), p. 215.
En el corazón de la predicación del reino está el mensaje de que Dios se ha acercado en el mismo Jesús. Jesús es el reino, la presencia salvadora de Dios. El Evangelio es el mismo Jesús, y abarca todo lo que Él, es, dice y hace.
El mensaje del reino se cumple en el gran misterio de la Pascua, el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, a través del cual somos salvados y llevados a una relación definitiva de amistad y filiación con Dios.
Desde la Pascua, el método de evangelización ha sido esencialmente decirle a la gente lo q
En el corazón de la predicación del reino está el mensaje de que Dios se ha acercado en el mismo Jesús. Jesús es el reino, la presencia salvadora de Dios. El Evangelio es el mismo Jesús, y abarca todo lo que Él, es, dice y hace.
El mensaje del reino se cumple en el gran misterio de la Pascua, el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, a través del cual somos salvados y llevados a una relación definitiva de amistad y filiación con Dios.
Desde la Pascua, el método de evangelización ha sido esencialmente decirle a la gente lo que leemos ahora en los Evangelios sobre Jesucristo y su obra salvadora. Evangelizar significa familiarizar a las personas con Jesús a medida que lo conocemos a través de los Evangelios.
La Iglesia es especialmente la COMUNIÓN de quienes participan en la ORACIÓN, en la CARIDAD y al partir el PAN EUCARÍSTICO
Es el lugar donde crecemos en la semejanza de Jesús al encontrarnos con su poder salvador presente en la Eucaristía hasta el fin de los tiempos.
La Santísima Virgen María nos da un ejemplo a seguir. Ella se entregó completamente a Dios, como su sierva (esclava) sin quedarse con nada para sí misma. Todo su ser estaba dirigido únicamente a Dios. De Montfort enfatiza esto con muchas metáforas.
Él dice, María es el camino hacia Jesús, que lleva a las almas a Él de manera rápida y segura. Ella es un imán que atrae al Espíritu Santo. Ella es la brújula que siempre apunta a Cristo, su Hijo. Ella es el eco de Dios: si dices “María”, ella responde “Dios”: como cuando Isabel, la alabó y la llamó bienaventurada porque había creído en el mensaje de Dios, María respondió diciendo: “Mi alma glorifica al Señor… Santo sea Su Nombre". (TD 225).
En lo profundo de su propio vientre, María dio a luz al Hijo de Dios; pero en su voz y en su rostro irradiaba la alegría que él le traía.
Ella es totalmente cristocéntrica y si nuestra devoción por ella terminara en ella no sería una verdadera devoción. Pasamos y con María hasta Jesús. Hay un movimiento similar en María hacia el Espíritu Santo. Ella está totalmente abierta al Espíritu Santo, completamente bajo su influencia. Él es el agente principal en su maternidad de Jesús y Su Cuerpo místico. Es el agente principal de toda evangelización. Y la posición del Espíritu Santo en relación con María es el paradigma principal de la Legión de María.
El legionario hace su promesa al Espíritu Santo. Todo en la Legión está sujeto a su influencia y sombra. Debido a que el espíritu de la Legión es el espíritu de María, el Espíritu Santo tiene la primacía absoluta en la vida del legionario. Y es la combinación de María y el Espíritu Santo lo que hace que la persona apostólica esté más adaptada para llevar a Jesús a la vida de los demás.
Así también, en las bodas de Caná de Galilea, mientras otros disfrutaban de la comida festiva, María vio las tinajas de vino vacías y 'provocó' el primer milagro de Jesús. Para María, por tanto, ser esclava del Señor significaba salir y satisfacer las necesidades de los demás, y lo sigue haciendo incluso hoy desde su trono en el cielo.
Ella nos enseña a no agobiarnos con nuestros títulos y logros, ni a enorgullecernos de lo que pensamos de nosotros mismos o de lo que otros dicen de nosotros, sino a poner con alegría nuestro tiempo y nuestros talentos al servicio de Dios y del prójimo.
Es debido a su amor por la Eucaristía que Frank Duff sentía tanta reverencia y amor por los sacerdotes.
En el centro de la evangelización está Jesucristo en sus misterios por los que nos salvó. Su encarnación y natividad, la vida en Nazaret, la vida pública con sus enseñanzas y milagros, su institución de la Iglesia, su misterio pascual de sufrimiento, muerte y resurrección, su gloriosa ascensión y su envío del Espíritu Santo sobre sus primeros discípulos: esto es la Buena Nueva de salvación que proclama el sacerdote.
“No somos un producto de la evolución casual y sin sentido. Cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros tiene voluntad; cada uno de nosotros es amado; y cada uno de nosotros es necesario ".
La Iglesia tiene la fórmula de este verdadero gozo. Tenemos algo maravilloso que traer al mundo. Es un mensaje que no solo es verdadero, sino también gozoso. Es un mensaje que el mundo necesita con urgencia escuchar, y es el momento adecuado.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Director espiritual del Concilium
Ahora deseo hablar brevemente del modelo más fundamental de todos los que Frank Duff, usa para explicar la naturaleza del apostolado: es la unión del Espíritu Santo y María, lo que da a Jesús, el Verbo eterno hecho carne al mundo. Ya hemos dicho que no hay nada en María, que no sea una referencia a Cristo.
Ella es totalmente cristocéntrica y si nuestra devoción por ella terminara en ella no sería una verdadera devoción. Pasamos con María a Jesús. Hay un movimiento similar en María hacia el Espíritu Santo. Ella está totalmente abierta al Espíritu Santo, completamente bajo su influencia. Él es el agente principal en la maternidad de Jesús y Su Cuerpo místico. Es el agente principal de toda evangelización. Y la posición del Espíritu Santo en relación con María es el paradigma principal de la Legión de María.
El legionario hace su promesa al Espíritu Santo. Todo en la Legión está sujeto a su influencia y custodia. Debido a que el espíritu de la Legión es el espíritu de María, el Espíritu Santo tiene la primacía absoluta en la vida del legionario. Y es la combinación de María y el Espíritu Santo lo que hace que la persona apostólica esté más adaptada para llevar a Jesús a la vida de los demás.
, que nos haga a todos, sacerdotes y laicos, humildes apóstoles de ese gozo.
Los sacerdotes y laicos colaboran en la viña del Señor. Cada uno de nosotros fue bautizado en primer lugar como cristiano laico.
Como sacerdotes no debemos olvidar nunca que nuestras raíces están en una comunidad eclesial. Nuestra vocación es fruto de la alimentación de muchos laicos: nuestros padres y familiares, nuestros maestros, los que encontramos en nuestra búsqueda de una fe más profunda.
Nuestro sacerdocio se generó, en ese sentido, desde dentro de la comunidad de fe de los laicos. Como sacerdotes, estamos llamados a ministrar a personas laicas, pero nunca debemos olvidar que todavía aprendemos mucho de la esencia del mensaje cristiano de las vidas cristianas de aquellos a quienes ministramos.
La santidad consiste en amar a Dios sobre todo con todo el corazón, alma y mente (cf. Mt 22, 37). Para conseguirlo, de Montfort nos invita a consagrarnos totalmente a Jesús a través de María como esclavos del amor.
Uno podría sorprenderse de que hablemos de esclavitud en el siglo XXI. Pero aquí no hablamos de una esclavitud que degrada y deshonra a la persona humana, sino de una esclavitud del amor que ennoblece y realza la dignidad humana (TD 70). Es una servidumbre por la cual nos ponemos total y sin reservas al servicio del Divino Maestro, y le entregamos todas las facultades de nuestro cuerpo y alma, nuestros pensamientos, palabras y acciones, nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras, la los méritos que hemos ganado y las virtudes que poseemos: en definitiva, todo lo que tenemos o tendremos en el orden de la naturaleza, la gracia y la gloria (VD 121).De esta manera, permanecemos apegados solo a Dios y completamente separados de todas las personas, lugares o cosas. Jesús se convierte en nuestro “Alfa y Omega, el primero y el último, el principio y el fin” (Apocalipsis 22:13).
Como sacerdotes, estamos llamados a llevar a las personas a la santidad: esto es lo que estamos llamados a hacer: está en el corazón de la enseñanza y el sistema de la Legión, y es lo que vemos en primer lugar en la vida de Edel.
Ella lo hizo bien. En el corazón de su día estaba la oración, y en el corazón de ella estaba la Eucaristía: Misa y Adoración.
El principio básico de la Verdadera Devoción es ir a Jesús a través de María, como Jesús viene a nosotros a través de María. El objetivo de la Legión es, por tanto, llevar a María al mundo como el medio infalible de ganar el mundo para Jesús.
Esto presupone una comprensión adecuada del papel que Dios le dio a María en el plan y la ejecución de la obra de redención. Siguiendo esos principios, Frank Duff creía apasionadamente que la verdadera devoción a María nos obliga al apostolado.
Una forma importante de comprender la naturaleza de todo apostolado es verlo como una participación en el cuidado materno de María del Cuerpo místico de Cristo y, de hecho, de toda la humanidad.
Rev. P. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual del Concilium Legión de María
Ella es totalmente cristocéntrica y si nuestra devoción a ella terminara en ella, no sería una verdadera devoción. Pasamos a través de María a Jesús. Hay un movimiento similar en María al Espíritu Santo. Ella está totalmente abierta al Espíritu Santo, completamente bajo su influencia. Él es el agente principal en la maternidad de Jesús y su cuerpo místico. Es el agente principal en toda evangelización. Y la posición del Espíritu Santo, en relación con María es el paradigma principal de la Legión de María.
El legionario hace su promesa al Espíritu Santo. Todo en la Legión está sujeto a su influencia y eclipse. Es porque el espíritu de la Legión es el espíritu de María que el Espíritu Santo tiene la primacía absoluta en la vida del legionario. Y es la combinación de María y del Espíritu Santo lo que hace que la persona apostólica esté más adaptada para llevar a Jesús a la vida de los demás.
Rev. Fr. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual del Concilium
En la Cruz, al día siguiente, confió a María, a Juan y a Juan a María, estableciendo así la primera célula de la Iglesia marcada por una mutualidad del ser que caracterizaría a los cristianos a lo largo de los siglos. San Pedro, por ejemplo, nos recuerda que ante todo, ante omnia (1 P. 4: 8) debemos mantener vivo el amor mutuo entre nosotros.
Antes que nada ... Y el informe de Tertuliano sobre lo que se dijo de los primeros cristianos es bien conocido: "miren cómo se aman y cada uno está listo para morir por el otro". Disculpa, 39
Así también, en el matrimonio en Caná en Galilea, mientras otros disfrutaban de la comida festiva, María vio los tarros de vino vacíos y ella "provocó" el primer milagro de "Jesús". Para María, por lo tanto, ser una sierva del Señor significaba salir y satisfacer las necesidades de los demás, y ella continúa haciéndolo incluso hoy desde su trono en el cielo.
Ella nos enseña a no ser abrumados con nuestros títulos y logros, o ser hinchados con lo que pensamos de nosotros mismos o con lo que otros dicen de nosotros, sino más bien poner nuestro tiempo y talentos con alegría al servicio de Dios y el prójimo.
Su Eminencia, Ivan Cardial Dias, Prefecto, Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano
P. Paul Churchill, Arquidiócesis de Dublín
La siguiente impresión que tuve de él fue de ser un hombre de oración profunda. Por más interesado que estuviera en un ser humano, estaba aún más profundamente interesado en el Señor mismo. En presencia del Santísimo Sacramento, y especialmente durante la celebración de la Eucaristía, todo lo demás quedó excluido durante la duración. Un recuerdo permanente que tengo es de él arrodillado en el lado derecho del oratorio en el albergue Regina Coeli, completamente absorto.
Síle Ní Chochláin, Vicepresidente, Concilium Legionis Mariae
*
La vida del cristiano no es una colección de reglas y fórmulas que se imponen al individuo, sino el mensaje sobre una persona - Jesucristo - que sale a nuestro encuentro en nuestra pecaminosidad - como lo hizo el Padre del hijo pródigo - lleno de amor, compasión y perdón
Entonces él les diría que ahora verás cómo Mary te usará.
Noel Lynch, ex enviado de la Legión a Sudamérica
Siempre tuvo una sonrisa y buen humor a pesar del hecho de que los viajes y las condiciones habrían agotado su frágil cuerpo. Renovaría su promesa de la Legión al Espíritu Santo con mucha frecuencia y sus compañeros de lecho eran los evangelios y la Verdadera Devoción de San Luis María a Jesús a través de María. Se propuso mantenerse en contacto con una gran cantidad de personas y apuntó a escribir al menos 3 cartas por día.
Estas cartas, como el consejo espiritual que dio, fueron atesoradas por quienes las recibieron. Unos días antes de su muerte, una enfermera comentó sobre el hecho de que él dijo muchos rosarios.
Ella le dijo; "Eres un católico extraordinario". Su respuesta fue: Oh no, solo soy un católico muy común ”.
Noel Lynch, ex enviado de la Legión a Sudamérica
Los sacerdotes están en la cima de su ministerio cuando celebran el Sacrificio Eucarístico. Aquí actúan en el nombre y la persona de Cristo.
*
La siguiente impresión que tuve de él fue ser un hombre de oración profunda. Por muy interesado que estuviera en un ser humano, estaba aún más profundamente interesado en el mismo Señor . En presencia del Santísimo Sacramento, y especialmente durante la celebración de la Eucaristía, todo lo demás fue excluido mientras duraba.
*
El principio básico de la Verdadera Devoción, es ir a Jesús a través de María tal
El mismo Frank Duff siempre tuvo en su corazón una disposición positiva de amistad con todas las personas y, en su camino, realmente vivió esas palabras de Nuestro Señor: "En cualquier casa en la que entres, deja que tus primeras palabras sean: ¡Paz a esta casa!"
La vida cristiana no es una colección de reglas y fórmulas que se imponen al individuo, sino el mensaje acerca de una persona, Jesucristo, que sale a nuestro encuentro en nuestra pecaminosidad, como lo hizo el Padre del hijo pródigo, lleno de amor, compasión y perdón.
Sabemos que Satanás teme a tres enemigos invencibles: el Espíritu Santo, la Santísima Virgen María y San Miguel Arcángel. El diablo sabe que no puede luchar contra el Espíritu Santo, que es Dios, mientras que él es una mera criatura, reducido a un estado miserable debido a su rebelión contra Dios. Tiene un complejo de inferioridad terrible antes de San Miguel Arcángel, que es un ángel como él, pero a quien Dios ha hecho príncipe
Su Eminencia, Ivan Cardial Dias, Prefecto, Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano
En pocas palabras, el Concilio nos dice que el sacerdote y los laicos deben trabajar juntos para que la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, pueda cumplir su misión de predicar el evangelio a cada criatura. Sin el sacerdote no puede haber plenitud del apostolado laico. Sin los laicos no puede haber plenitud del sacerdocio porque el sacerdote debe tener miembros tal como Cristo mismo tuvo miembros. Sin los doce, sin los setenta y dos, sobre todo sin María, no habría Iglesia, ni Cuerpo de Cristo en el mundo moderno. Sin el sacerdote, el vasto potencial de los laicos permanece sin explotar. Un gran reservorio sigue siendo solo eso: no fluye hacia la circulación vital. En cambio, se estanca. Dra. Finola Kennedy, economista
*
El mismo Frank Duff siempre tuvo en su corazón una disposición positiva de amistad con todas las personas y, en su camino, realmente vivió esas palabras de Nuestro Señor: "En cualquier casa en la que entres, deja que tus primeras palabras sean: ¡Paz a esta casa!"
Su Eminencia, Iván Cardenal Días, Prefecto, Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano
Frank Duff sostuvo que la Legión propone una forma de vida más que la simple
Esto es, de hecho, lo más importante que el cristianismo tiene para ofrecer: la posibilidad de entablar una relación de amistad con Dios mismo.
En el corazón de la predicación del reino está el mensaje de que Dios se ha hecho cercano en Jesús mismo. Jesús es el reino, la presencia salvadora de Dios. El Evangelio es Jesús mismo, y abarca todo lo que Él es, dice y hace.
El mensaje del reino se cumple en el gran misterio de la Pascua, el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, a través del cual somos salvos y somos llevados a una relación definitiva de amistad y filiación con Dios.
Desde Pascua, el método de evangelización ha sido esencialmente decirle a la gente lo que ahora leemos en los Evangelios acerca de Jesucristo y su obra salvadora. Evangelizar significa familiarizar a las personas con Jesús a medida que llegamos a conocerlo a través de los Evangelios.
Monseñor Joseph Murphy, Secretario de Estado, Vaticano
La santidad consiste en amar a Dios por encima de todo con todo el corazón, alma y mente (cf Mt 22:37). Para lograrlo, de Montfort nos invita a consagrarnos totalmente a Jesús a través de María como esclavos del amor. Uno podría sorprenderse de que hablemos de esclavitud en el siglo XXI. Pero aquí no hablamos de una esclavitud que degrada y deshonra a la persona humana, sino de una esclavitud del amor que ennoblece y realza la dignidad humana (TD 70). Es una servidumbre por la cual nos colocamos total y sin reservas al servicio del Divino Maestro, y le entregamos todas las facultades de nuestro cuerpo y alma, nuestros pensamientos, palabras y acciones, nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras, los méritos que hemos ganado y las virtudes que poseemos: en resumen, todo lo que tenemos o tendremos en el orden de la naturaleza, gracia y gloria (TD 121).
Permanecemos así apegados a Dios solamente, y totalmente desapegados de todas las personas, lugares o cosas. Jesús se convierte en nuestro "Alfa y Omega, el primero y el último, el principio y el fin" (Ap 22:13).
Su Eminencia, Iván Cardenal Días, Prefecto, Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano.
*
Sin la Eucaristía no hay Iglesia. La Iglesia no puede reducirse a ser solo un grupo de personas de ideas afines que profesan una ideología común o que piensan que de alguna manera deberíamos ser buenos y llevar una buena vida.
Reverendísimo Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín.
Comencé esta meditación citando el llamado del Papa Juan Pablo II a los santos sacerdotes en el Retiro Internacional de Sacerdotes en Roma en 1984. Termino haciendo mía la oración final del Pontífice en esa misma ocasión: “Que la Santísima Virgen María, Madre de Cristo, el Sumo Sacerdote Eterno, los acompañe y sostenga. Que les enseñe, como Madre a sus hijos amados, a decir siempre Fiat a la voluntad de Cristo, su Hijo, que los ha elegido para que sean sus ministros. Que ella les inspire a cantar el Magnificat a menudo por las maravillas que Dios está trabajando en sus vidas sacerdotales y en su ministerio pastoral. Que ella les guíe a imitar su Stabat al pie de la Cruz, cuando surgen dificultades, malentendidos y sufrimientos en su camino hacia la perfecta santidad. De esta manera, con María y como ella, probarán el gozo de la resurrección de Cristo y darán testimonio a todo el mundo de que Jesús es el Señor.
La Iglesia no es simplemente una institución o una cosa. Es alguien Es la persona de Cristo resucitado que vive y actúa a través de todos los bautizados. Toda la Iglesia, cada miembro sin excepción es llamado a evangelizar.
*
El contexto de la nueva evangelización requiere que tengamos una experiencia personal y profunda de Dios ......... .. Entonces, el primer punto que aprendemos de María en este contexto es la necesidad de poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas. y haz lo que Dios quiera.
Desde la Anunciación hasta la vida de Pentecostés, María fue un constante "sí" a Dios, siempre y en todas las circunstancias más variadas.
Ella no tenía un estatus oficial ni oficio, ni poderes, ni autoridad ministerial, aparte de la autoridad esencial de una vida inmersa en Dios.
P. Brendan Leahy, profesor de teología dogmática
13 Lo hace porque corresponde a la naturaleza del hombre, que tiene una sed insaciable de lo infinito, de la verdad y del amor.
14 La verdad es un regalo para todos y no aliena a nadie. En Cristo, el don esencial de la verdad se ofrece a todos y es nuestra vocación, como sacerdotes o laicos, compartir este don libremente con los demás.
13 Cf. Joseph Ratzinger, Verdad y tolerancia: la creencia cristiana y las religiones del mundo (San Francisco: Ignatius Press, 2004), pág. 137. 14 Cfr. ibid., pp. 56; 73; idem, Fraternidad Peregrina de la Fe: La Iglesia como Comunión (San Francisco: Ignatius Press, 2005), pág. 215.
Tomemos, por ejemplo, a San Patricio, quien superó tantas dificultades y sufrió muchos sufrimientos para plantar el Evangelio en este país, y ustedes son sus herederos. Y Jean-Marie Vianney, el santo cura de Ars, quien llevó a cientos de miles de personas a Dios a través de su ministerio en el confesionario y en el púlpito, pero fue atormentado de diferentes maneras por Satanás, especialmente cuando quería descansar solo por un tiempo. pocas horas por la noche
Su Eminencia, Ivan Cardial Dias, Prefecto, Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano.
María es un instrumento vivo y voluntario en las manos de Dios; de hecho, es su misma voluntad la que realiza la obra de Dios. El saludo del Ángel a ella, en latín, es ave, una palabra que contiene en orden inverso las letras del nombre Eva, Eva.5 María es invocada para revertir la negativa de nuestros primeros padres, a ser siervos alegres de Dios; y al hacerlo, por su fiat, permite que nazca el Salvador. Este es el sentido primario en el que ella es la causa de nuestra alegría. 5 Mutans Hevae nomen, como dice el himno Ave Maris Stella.
P. Gerard Deighan, profesor de Escritura
*
San Luis María de Montfort revela un hermoso secreto, un atajo a la santidad. Y el secreto es MARÍA, la obra maestra de la creación de Dios.
De Montfort muestra cómo se puede conocer, amar y servir mejor a Nuestro Señor, con María como nuestra Madre, Modelo y Guía. La verdadera devoción a María es por cierto, un tesoro invaluable.
Ha sido elogiado por muchos Papas desde que fue descubierto en un cofre en 1842, donde estuvo escondido durante casi 150 años. El Papa Juan Pablo II lo leyó a menudo cuando era joven, y lo puso su lema episcopal y Papal, Totus tuus.
También ha sido la inspiración de mi propio lema episcopal.
Su Eminencia, Ivan Cardial Dias, Prefecto, Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Vaticano.
*
María nos enseña que el amor tiene un orden. Contemplar a María, Estrella de la Nueva Evangelización, es quizás una invitación amable para que vivamos los diversos aspectos de la vida de una manera armoniosa, reconociendo que lo importante es hacer la voluntad de Dios que nos ama inmensamente. Y así podemos encontrar tiempo para orar, hacer ejercicio, cuidar nuestra salud, atender la correspondencia, participar en la formación continua.
Todos estos aspectos pueden ser oportunidades para expresar nuestro amor por Dios y al prójimo. Enfocarse en hacer la voluntad de Dios proporciona un hilo unificado a nuestro día porque vemos las cosas en términos de la voluntad de Dios no como algo que tenemos que hacer o al que tenemos que resignarnos, sino como una aventura divina de poder amar a Dios y momento a momento co-crear y co-redimir el mundo con él, en las pequeñas y grandes cosas. Lo que importa no es lo que hacemos, sino cómo lo hacemos.
P. Brendan Leahy, profesor de teología dogmática
*
Dios nos ha traído a la existencia, no porque nos necesite o porque podamos darle algo, sino simplemente por amor. El Papa Benedicto enfatizó esta verdad en su homilía en la misa por la inauguración de su pontificado:
“No somos un producto de la evolución informal y sin sentido. Cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido; cada uno de nosotros es amado; cada uno de nosotros es necesario ".
Monseñor Joseph Murphy, Secretario de Estado, Vaticano
“No somos un producto de la evolución informal y sin sentido. Cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido; cada uno de nosotros es amado; cada uno de nosotros es necesario ".
Ella es totalmente cristocéntrica y si nuestra devoción por ella terminara en ella no sería una verdadera devoción. Pasamos por y con María a Jesús. Hay un movimiento similar en María al Espíritu Santo. Ella está totalmente abierta al Espíritu Santo, completamente bajo su influencia. Él es el agente principal en su maternidad de Jesús y su Cuerpo místico. Es el principal agente en toda la evangelización. Y la posición del Espíritu Santo en relación con María es el paradigma principal de la Legión de María.
El legionario hace su promesa al Espíritu Santo. Todo en la Legión está sujeto a su influencia y ensombrecimiento. Debido a que el espíritu de la Legión es el espíritu de María, el Espíritu Santo tiene la primacía absoluta en la vida del legionario. Y es la combinación de María y el Espíritu Santo lo que hace que la persona apostólica se adapte mejor a llevar a Jesús a la vida de los demás.
Rev. Fr. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual del Concilium
La iglesia es el fruto del amor gratuito de Dios que se hace visible en Jesucristo, que nos amó primero y que murió por nosotros y resucitó para que podamos tener vida. La Eucaristía es el vértice, la expresión más alta de la existencia cristiana y es el vínculo que une la fe y la vida.
Celebramos la Eucaristía “en memoria mía”. Nuestro sacerdocio, toda nuestra existencia cristiana asumen su expresión más profunda cuando ellos también se convierten en la celebración de la "memoria de Jesucristo".
El Reverendísimo Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín
Jesús fundó su Iglesia como un “sacramento universal de salvación” (Lumen Gentium, 48). La Iglesia debe llevar las buenas nuevas de la salvación en Jesucristo a todos los pueblos, culturas y tiempos:
La Santísima Virgen María nos da un ejemplo a seguir. Ella se entregó totalmente a Dios como su esclava (sirvienta) sin guardar nada para sí misma. Todo su ser estaba dirigido exclusivamente a Dios. De Montfort enfatiza esto con muchas metáforas.
Cada vez que Frank Duff iba hablar y habían sacerdotes presentes, invariablemente comenzaba reconociendo su presencia y dándoles las gracias. Esto no era solo una formalidad educada o una forma de obsequio, sino la expresión íntima de reverencia por el sacerdocio, profundamente arraigada en su fe y reflexión teológica.
Rev. Fr. Bede McGregor, O.P., Director Espiritual del Concilium.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario