martes, 9 de abril de 2013

24 PATRONOS DE LA LEGION

1. SAN JOSÉ

En las oraciones de la Legión el nombre de San José sigue a las invocaciones de los corazones de Jesús y de María, pues en la corte celestial él ocupa el lugar más alto después de Ellos.
Fue cabeza de la Sagrada Familia,- y desempeñó para con Jesús y María un cometido especialísimo, y de primera categoría. El más grande de los santos, ejerce ahora el mismo oficio, ni más ni menos, con relación al Cuerpo místico de Jesús y con relación a la Madre de este cuerpo místico. Ampara la vida y el desarrollo de la Iglesia, y por consiguiente de la Legión. Su solicitud no falla, es vital, animada como está por su preocupación paternal; en influencia solo le aventaja la maternidad espiritual de María, y así lo ha de reconocer la Legión. Para que su amor despliegue toda su fuerza en nosotros, tenemos que abrirnos del todo a él, y amarle con un amor semejante, al que él nos tiene. Jesús y María le fueron siempre atentos y agradecidos por cuanto hizo por Ellos; de igual modo han de serle atentos constantemente los legionarios.
El 19 de Marzo se celebra la fiesta de San José, esposo de la Santísima Virgen y protector de la Iglesia universal. El 1° de Mayo, la fiesta de San José Obrero.

“No podemos separar la vida histórica de Jesús de su vida mística, perpetuada en la Iglesia. No sin razón han proclamado los papas a San José protector de la Iglesia. Entre las vicisitudes de los tiempos y de las costumbres, su oficio ha continuado siempre siendo e! mismo. Como protector de la Iglesia de Cristo, no hace otra cosa que continuar desempeñando la misión que tuvo en la tierra. Desde los días de Nazaret la familia de Dios ha crecido y se ha esparcido hasta los confines del orbe. El corazón de José se ha ensanchado en proporción a su nueva paternidad, la cual prolonga y supera la paternidad prometida por Dios a Abrahán, padre de una innumerable descendencia. En su trato con nosotros, Dios no cambia; no hay arrepentimientos, no varía su plan arbitrariamente. Todo es uno, ordenado, consistente y continuo. José, padre nutricio de Jesús, es también padre nutricio de los hermanos de Jesús, esposo de María, que dio a luz a Jesús, permanece unido a Ella de un modo misterioso, mientras continúa en e! mundo el nacimiento místico de la Iglesia. Por eso, e! legionario de María, que trabaja por extender en la tierra el Reino de Dios -la Iglesia-, reclama con razón la protección especial de aquel que fue jefe de la Iglesia recién nacida, que eso fue la Sagrada Familia” ( Cardenal L.J. Suenens).

2. SAN JUAN EVANGELISTA

San Juan, el discípulo preferido de Jesús, se nos presenta como dechado de devoción al. Sagrado Corazón, del cual estuvo pendiente hasta oír sus últimos latidos, hasta verle, después de muerto, traspasado por una lanza. Pero también se nos mostró modelo de devoción al Corazón Inmaculado de María: con entrega virginal hizo las veces del mismo Jesús, y siguió dando a María pruebas de amor filial, hasta que Ella murió.
La tercera Palabra que pronunció nuestro Redentor desde la cruz fue algo más que el mero cumplimiento de un deber de piedad filial para con su desconsolada Madre. En la persona de San Juan confió a María todo el género humano, en particular aquellos que se habían de unir a Jesús mediante la fe. María fue, así, proclamada Madre de todos los hombres: entre ellos- hermanos entre sí-, Jesús es el primogénito, y San Juan fue el representante de los demás, el primero en ser declarado hijo adoptivo de María, y modelo para cuantos lo son como él. Es un santo a quien la Legión debería profesar la devoción más cordial.
Amaba a la Iglesia y a todos los fieles, y se entregó completamente a su servicio. Fue apóstol y evangelista, y tuvo el mérito del martirio. Fue el sacerdote de María, y por eso es el patrón por excelencia del sacerdote legionario, entregado a una organización que no tiene más aspiraciones que ser copia viviente de María.
La fiesta de San Juan Evangelista se celebra el 27 de Diciembre.
Al ver a su Madre y a su lado al discípulo preferido, dijo Jesús: “Mujer, ése es tu hijo” Y luego al discípulo: “Esa es tu madre”. Desde entonces el discípulo la tuvo en su casa (Jn 19, 26-27).

3. SAN LUIS MARIA DE MONTFORT

Después de haber tomado reiteradamente el acuerdo de no admitir patronos particulares ni locales, parecerá tal vez algo excesivo incluir el nombre de San Luis María de Montfort. Hay que afirmar, sin embargo, y sin vacilación alguna, que nadie como este hombre santo ha tenido tanta parte en el desarrollo de la Legión. El Manual rebosa de su espíritu, las preces legionarias son eco de sus mismas palabras. Verdaderamente es maestro de la Legión, por lo cual los legionarios deben -casi en conciencia- invocarle”. (Decisión de la Legión al consignar a San Luis María de Montfort en la serie de invocaciones). Fue canonizado el 20 de Julio de 1947, y su fiesta se celebra el 28 de Abril.

“No sólo fundador, sino también misionero, Y más que misionero, porque aún hay otro aspecto: es doctor y teólogo, que nos ha dado una mariología como nadie antes de él la había concebido. Tan profundamente ha explorado las raíces de la devoción mariana, tan ampliamente ha ensanchado sus horizontes, que ha venido a ser indudablemente el gran previsor de todas las manifestaciones modernas de María: desde Lourdes hasta Fátima, desde la definición de la Inmaculada Concepción hasta la Legión de María. Se constituyó él mismo en heraldo de la venida del reino de Dios por medio de María, y en pregonero de aquella tan deseada salvación que en la plenitud de los tiempos traerá al mundo la Virgen Madre de Dios por su Inmaculado Corazón”. (Cardenal Federico Tedeschini, antiguo arcipreste de San Pedro. Discurso con ocasión del descubrimiento de la estatua de San Luis María de Montfort en la basílica de San Pedro, el 8 de diciembre de 1948).
“Presiento que han de venir unas bestias rabiosas, llenas de furor, que intentarán despedazar con sus dientes diabólicos este modesto libro y a aquel de quien se ha servido el Espíritu Santo para escribirlo, o tratarán, al menos, de sepultarlo en la oscuridad y perseguirán a los que lo lean y lo pongan en práctica.
Pero, ¿qué importa? ¡Tanto mejor! Esta visión me anima y me da esperanza de grandes éxitos, pues veo venir una legión potente de Jesús y María, compuesta por soldados bravos y valientes, de ambos sexos, dispuestos a combatir al Maligno, al mundo y a la naturaleza corrompida, en esos tiempos, más peligrosos que nunca, que están por venir” (San Luis María de Montfort -muerto en 1716 -, La verdadera devoción a la bendita Virgen María).

4. EL ARCÁNGEL SAN MIGUEL

“Aunque príncipe de toda la corte celestial, San Miguel es el más celoso en honrar y hacer honrar a María, y está siempre a la expectativa, esperando recibir el honroso encargo de ir a ofrecer sus servicios, por mandato de su Reina, a alguno de los siervos de Ella” (San Agustín).
San Miguel ha sido siempre el patrón del pueblo escogido, en la Ley Antigua y en la Nueva; sigue siendo el leal defensor de la Iglesia. Pero su protección sobre los judíos no terminó cuando éstos no respondieron a la revelación: por el contrario, se intensificó, por razón de su mayor necesidad, y porque son consanguíneos de Jesús, María y José. La Legión milita bajo San Miguel. Bajo su inspiración debe procurar con amor la recuperación de ese pueblo, con el cual el Señor hizo una eterna alianza de amor.
La fiesta del “General de los Ejércitos del Señor” (Jos 5,14) se celebra el 29 de septiembre.
“De acuerdo con la revelación, los ángeles que participan de la vida de la Santísima Trinidad en la luz de su gloria, están llamados a desempeñar su papel en la historia de la salvación del hombre, en los momentos establecidos por la Divina Providencia.”
“¿Es que no son todos ellos espíritus servidores, con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?; pregunta el autor de la carta a los hebreos (Hb 1,14). La Iglesia cree y enseña esto basándose en la Sagrada Escritura, por la que sabemos que la misión de los ángeles buenos es la protección de los hombres y el pedir su salvación” (Papa Juan Pablo II, Audiencia General, 6 de agosto de 1986).

5. EL ARCÁNGEL SAN GABRIEL

En algunas liturgias son aclamados juntos San Gabriel y San Miguel, con títulos como los siguientes: Campeones y Príncipes; Caudillos de las huestes celestiales; Capitanes de los ángeles; Siervos de la Divina Gloria; Guardianes y Guías de los seres humanos.
San Gabriel es el ángel de la Anunciación. Por su medio fueron dirigidos a María los parabienes de la Santísima Trinidad; él fue quien anunció al hombre por primera vez el misterio de la Trinidad; él, quien declaró la Inmaculada Concepción; él, quien hizo sonar las primeras notas del rosario.
Lo que hemos dicho del cuidado de San Miguel para con los judíos, tal vez pueda afirmarse de San Gabriel en relación con los musulmanes. Éstos creen que fue San Gabriel quien les reveló su religión. Tal creencia, aunque infundada, viene a ser una cortesía musulmana para con este glorioso arcángel, que él tratará de devolverles con otra mejor, dándoles luz sobre la revelación cristiana, de la cual fue custodio. Pero él solo no puede .obrar esa transformación: la cooperación humana es siempre necesaria.
Jesús y María ocupan un lugar muy destacado en el Corán, donde aparecen de modo semejante al del Evangelio, aunque sin ninguna, función; y Ellos permanecerán así en el Islam hasta que alguien vaya a ayudarles a manifestarse con una auténtica interpretación de Sí mismos. Está demostrado que la Legión posee un don particular para esto, y que sus miembros son recibidos con aprecio por parte de los musulmanes. ¡Qué estupendo fondo para un diálogo, el que ofrece todo ese material del Corán!
La festividad de San Miguel, junto con la de San Gabriel y San Rafael, se celebra el 29 de septiembre.
“Las Escrituras nos muestran a uno de los más encumbrados de la nobleza celestial enviado en forma visible para anunciar a María el misterio de la Encarnación. Fue un ángel quien rogó a María que consintiera en ser Madre de Dios, ya que, en virtud de su divina Maternidad, ejercería Ella sobre rodos los ángeles soberanía, poder y dominio. Escribe Pío XII: “se puede decir que el arcángel Gabriel fue el primer mensajero celestial de la realeza de María” (Ad Coeli Reginam). Gabriel es honrado como patrón de aquellos que emprenden misiones de importancia, que traen de Dios las noticias más importantes. El llevó a María el divino mensaje. En aquel momento, María ocupó el puesto de toda la humanidad, y el representaba a todos los ángeles. Su diálogo, que será la inspiración de los hombres hasta el fin de los tiempos, estableció un tratado sobre el cual se levantarían los cielos nuevos y la tierra nueva. ¡Qué maravilloso, pues, debió dé ser aquel que habló con María! ¡Qué erróneo es reducir su papel a un recitado meramente pasivo! Había sido plenamente iluminado, y dio pruebas de los más amplios recursos. Respetuoso para con María, y como mensajero en el que Dios depositó su confianza, respondió a plena satisfacción todas las preguntas que Ella le hizo. Del encuentro de Gabriel y nuestra Señora vino la renovación de todo lo creado. La nueva Eva reparó la ruina causada por la primera Eva. El nuevo Adán, como Cabeza del Cuerpo místico- que incluye a los ángeles -, restauró no solo a la humanidad, sino también el honor de los ángeles, manchado por el ángel prevaricador” (Miguel O´Carroll, C.S.Sp.)

6. LAS POTESTADES CELESTIALES. LEGIÓN ANGÉLICA DE MARÍA,

“Regina angelorum! ¡Reina de los ángeles! ¡Qué encanto qué anticipo del gozo celestial pensar así en María, nuestra Madre, rodeada sin cesar de legiones de ángeles! (Papa Juan XXIII).
“María es la generalísima de los ejércitos de Dios. Los ángeles constituyen la tropa más gloriosa de aquella que es terrible como un ejército formado en batalla” (Boudon, los ángeles).
Desde un principio fueron invocados los ángeles en las oraciones
de la Legión, en la siguiente forma:
San Miguel arcángel ruega por nosotros.
Nuestros santos ángeles custodios rogad por nosotros.
No cabe duda de que en esto la Legión fue guiada desde arriba, porque no se veían entonces con la claridad de ahora los lazos íntimos que unen a los ángeles con la Legión. Con el transcurso del tiempo se hizo más y más patente la conveniencia de recurrir a los ángeles. Se llegó a ver que los ángeles forman el apoyo logístico celestial en la campaña legionaria: cada socio, activo y auxiliar, tiene a su ángel custodio luchando y asestando golpe tras golpe a su lado. En cierto sentido, esta batalla tiene más importancia para el ángel que para el legionario, pues el ángel percibe con mayor claridad lo que está en juego: la gloria de Dios y el valor del alma inmortal. Así que el interés del ángel es vivísimo, y su ayuda, indefectible. Y todos los demás ángeles están comprometidos en la lucha, particularmente los ángeles custodios de aquellas personas por quienes trabaja la Legión, y le prestan su ayuda.
Es más: todo el ejército angélico se apresura a actuar, ya que nuestra batalla es parte integral de la lucha que desde un principio sostienen los ángeles contra el maligno y quienes le siguen.
A los ángeles se les señala en la Revelación un puesto eminente, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento; se les menciona centenares de veces. Son representados como luchando paralelamente con los hombres, y teniendo para con estos un oficio protector, invisible pero eficaz. Intervienen en circunstancias, excepcionales. Frecuentemente surge la frase: Dios envió a su ángel Todos los nueve coros angélicos ejercen alguna forma de protección sobre los individuos, lugares, ciudades, naciones; sobre la naturaleza; y, algunos hasta sobre sus ángeles compañeros. Las Escrituras dicen que los mismos reinos paganos tienen sus ángeles custodios (Dn 4,10 y 20; 10, 13). Los coros se llaman: ángeles, arcángeles, querubines, serafines, potestades, principados, tronos, virtudes y dominaciones.
En resumen, los ángeles nos ayudan colectiva e individualmente ejerciendo una función análoga a la de las fuerzas aéreas con relación al ejército de la tierra.
Por todo eso se llegó a ver que la invocación angélica en uso no expresaba debidamente este oficio protector universal de lo ángeles, y así se resolvió que:
a) se debería mejorar la fórmula;
b) debería vincularse la palabra Legión con los ángeles.
Nuestro Señor mismo se la había aplicado, consagrándola: viéndose amenazado de sus enemigos, dijo: “¿Piensas que no puedo acudir a mi Padre? El pondría ahora mismo a mi lado más de doce legiones de ángeles” (Mt 26,53);
c) y se debería incluir el nombre de María en la invocación. Ella es la Reina de los ángeles; es verdaderamente la comandante de la Legión angélica. Y para nuestra Legión sería una nueva bendición el saludarla con este título, tan profundamente significativo.
Como resultado de un prolongado estudio, en el que tomó parte toda la Legión, el día 19 de agosto de 1962 se adoptó la siguiente invocación:
Todas las potestades del cielo, Legión angélica de María, rogad por nosotros.
La fiesta de esta Legión celestial se celebra el2 de octubre.
Hay una asociación, llamada de los “Philangeli”, que tiene como vocación y carisma propios propagar el conocimiento de los ángeles y su devoción. Su principal centro es:
Philangeli, Hon. General Secretary, Salvatorians, 129 Spencer Road, Harrow Weald, MiddlesexHA37BJ, England.

“La condición de nuestra Señora como Reina de los ángeles no debe tomarse solamente como un título honorífico. Es una participación de la realeza de Cristo, que tiene dominio absoluto y universal sobre la creación. Los teólogos no han explicado todavía las formas de este correinado de María Reina con Cristo Rey; pero una cosa está clara: que la realeza de nuestra Señora es principio de acción, y sus efectos se extienden hasta los confines del universo, tanto visible como Invisible. Gobierna a los espíritus buenos y domina a los malignos. Gracias a esta realeza se forja una alianza indisoluble entre la sociedad humana y la angélica; por ella la creación entera será conducida a su verdadero destino: la gloria de la Trinidad. Esta realeza es nuestro escudo, porque nuestra Madre y Protectora tiene el poder de mandar a los ángeles que nos socorran. Para María significa una participación activa con su Hijo en la obra de debilitar y destruir el imperio de Satanás sobre los hombres” (Miguel O' Carroll, C.S.Sp.).

7. SAN JUAN BAUTISTA

San Juan Bautista no quedó formalmente incluido entre los santos patronos de la Legión hasta el18 de diciembre de 1949. Cosa extraña y difícil de explicar, pues el hecho es que este santo es el que está relacionado más íntimamente con la espiritualidad legionaria, si exceptuamos al glorioso San José.
a) San Juan Bautista fue el primer legionario y el prototipo de todos ellos: como precursor, fue delante del Señor para prepararle el camino y enderezar las sendas; y fue también modelo de firmeza inquebrantable por la causa de Jesucristo, por la que estuvo siempre pronto a morir, y por la cual, de hecho, murió mártir.
b) Además, su formación espiritual la recibió de la misma María, como la deben recibir todos los legionarios. Declara San Ambrosio que la principal razón de prolongar la Virgen su visita a Santa Isabel fue formar y preparar al niño para su oficio de gran profeta. Y la catena- nuestra plegaria central, y la única que obliga diariamente a todos los legionarios, activos y auxiliares- ensalza la hora de esa formación del Precursor.
c) El episodio de la Visitación presenta por primera vez a nuestra Señora en su calidad de Medianera de la divina Gracia, y a San Juan como el primero en beneficiarse de dicha mediación. No extraño, pues, que a San Juan se le mirara desde un principio como patrono especial de la Legión y de cuanto la Legión emprende, en sus contactos personales, visitas, etc., porque todo ello no es más que un esfuerzo para colaborar al oficio mediador de la santísima Virgen.
d) San Juan -elemento integrante de la misión de nuestro Señor tiene que entrar necesariamente en cualquier organización que busque perpetuar dicha misión. El Precursor sigue siendo indispensable. Si no interviene para presentar a Jesús y María ¿quién sabe si Ellos no querrían mostrarse? Este puesto especial que ocupa San Juan lo tienen que reconocer los legionarios, y, por su fe en él, le deben facilitar que siga ejerciendo mediante ellos su labor precursora. “Si Jesús es siempre El que ha de venir, San Juan es igualmente el que va delante; pues la economía de la Encarnación histórica continúa a través del Cuerpo místico” (Daniélou).
e) El lugar propio para la invocación de San Juan está en las oraciones finales, inmediatamente después de la Legión angélica. Así, en las oraciones de la Legión tenemos un conjunto perfecto: el Espíritu Santo -presentándose como “columna de fuego” mediante la santísima Virgen- domina la Legión; la Legión angélica, con San Miguel y San Gabriel a la cabeza, apoya la lucha; y delante, como explorador, va San Juan, el Precursor, desempeñando su oficio providencial, como siempre; y, por fin, los generales del ejército San Pedro y San Pablo.
f) San Juan Bautista tiene dos fiestas, la de su nacimiento y la de su martirio. La primera se celebra el día 24 de junio, y la segunda el 29 de agosto.

“Yo creo que el misterio- sacramentum- de Juan se viene cumpliendo en el mundo de nuestros días. A todo aquel que ha de creer en Jesucristo se le ha de comunicar interiormente la virtud y el espíritu de Juan, el cual prepara al Señor un pueblo perfecto, endereza las sendas escabrosas del corazón y allana los caminos. Hasta el día de hoy la virtud y el espíritu de Juan preceden a la venida del Señor y Salvador” (Orígenes).

8. SAN PEDRO

“Como príncipe de los apóstoles, San Pedro es el patrono por excelencia de una organización apostólica. Fue el primer Papa, pero representa toda la serie ilustre de Pontífices y al Padre Santo actual. Cuando invocamos, pues, a San Pedro, volvemos a expresar la lealtad que profesa la Legión a Roma, centro de nuestra fe, fuente de autoridad, disciplina y unidad” (Decisión de la Legión al poner nombre de San Pedro en la lista de invocaciones).
La fiesta de San Pedro y San Pablo se celebra el 29 de junio.
 
“Ahora te digo: Tú eres Piedra, y sobre esta roca voy a edificar mi Iglesia, y el poder de la muerte no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mt 16, 18-19).

9. SAN PABLO

Un alma que aspire a ganar a otras almas tiene que ser inmensa como los mares; para convertir el mundo, es menester un coraz6n más grande que el mundo. Tal fue San Pablo desde el día en que, repentinamente envuelto y alumbrado por una luz del cielo, se abraz6 en encendidas ansias de colmar el mundo del nombre y de la fc de Jesucristo. ¡El Ap6stol de los gentiles!: su nombre es su obra. Trabajó incansablemente, hasta que la espada del verdugo le hizo entregar su alma indómita en manos del Creador; pero le sobrevivieron sus escritos, que permanecerán para siempre continuando su misi6n.
Es costumbre de la Iglesia, en sus oraciones litúrgicas, juntar 9iempre el nombre de San Pedro con el de San Pablo. Ninguna alabanza mejor para este último. Ni tampoco hay cosa más justa, pues juntos consagraron a Roma con su martirio. La Iglesia les honra el mismo día a los dos.
 
“Los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta golpes memos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuantos viajes a pie, con peligros de ríos y con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre paganos, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropas” (2 Co 11,23-27).

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