Padre Eterno, te doy gracias por el don que concediste a tu sierva Edel Quinn, de esforzarse por vivir siempre en el gozo de tu presencia, por la radiante caridad infundida en su corazón por el Espíritu Santo, y por la fortaleza que sacó del Pan de Vida para trabajar hasta la muerte por la gloria de Tu nombre en dependencia amorosa de María, Madre de la Iglesia.
Confiando, Padre Misericordioso, que su vida te fue agradable, te pido me concedas, por su intercesión, el favor especial que ahora te imploro....., y des a conocer con milagros la gloria que ella goza en el Cielo, para que también sea glorificada por la Iglesia en la tierra. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
(Con aprobación eclesiástica)
Tomado del Boletín del Concilium Legionis, marzo 2024
Edel Quinn, nació en Irlanda el 14 de septiembre de 1907. Por equivocación se le dio el nombre de Edel. El deseo de sus padres fue que se llamara Adela, pero el sacerdote que la bautizó entendió “Edel”/ alusión abreviada a la preciosa flor de los Alpes que los alemanes llaman Edelweiss.
En realidad, todo había de ser fantástico en la vida de esta muchacha irlandesa, natural del condado de Cork. En el colegio fue capitana de criket, se distinguía como excelente jugadora de golf y de tenis y por su habilidad en el baile.
El propósito de Edel, de hacerse religiosa clarisa tropezó con el serio obstáculo de una enfermedad por la cual el médico ordenó dieciocho meses de descanso, que los cumplió en un sanatorio. Cumplido el término de su curación, reanudó su vida normal y poco después, en una peregrinación a Lourdes, organizada por la naciente Legión de María, conoció las excelencias de esta organización.
A su regreso a Irlanda entró como miembro activo de la Legión de María; más tarde la nombraron Presidente de un Praesidium o centro de ese movimiento misionero. El alma generosa de Edel quería darse de lleno a María al servicio del Cuerpo Místico de la Iglesia, sus deseos fueron realizados cuando el Concilium Mariae Legionis (Consejo Supremo de la Legión ) la nombró enviada de la Legión al África Central.
En Mombasa desembarcó el 13 de noviembre de 1936, y a despecho de su enfermedad y de diversos obstáculos, logró establecer la primera Curia o Consejo de la Legión en Nairobi en el mes de abril de 1937. De Vicariato en Vicariato llevó su mensaje legionario hasta llegar a !as islas Zanzíbar y Mauricio en el Océano Indico.
El Vicario Apostólico de Zanzíbar escribía:
Edel es una muchacha extraordinaria, valiente, decidida, llena de celo y muy optimista. Ha recorrido grandes extensiones del territorio del África. De entre los misioneros que conozco Edel Quinn, es ella quien posee más experiencia que ninguno, constituyendo la gloria de su país.
Después de ocho años de apostolado admirable, que en realidad parece una novela, Edel Quinn, cayó herida de muerte, como el soldado heróico en el frente de batalla. Exhaló su último suspiro el 12 de mayo de 1944 a los 37 años de edad. A pesar de la extremada debilidad de su cuerpo, y desahuciada por los médicos, por la tuberculosis, hizo ver hasta que grado de heroísmo debe llegar todo legionario y en breve se convirtió en una figura legendaria.
El Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad envió un cable del Vaticano a Dublín, centro de la Legión, comunicando la noticia de su sensible fallecimiento.
Mons. Leen, Arzobispo de la Isla Mauricio escribe de ella: “Estoy convencido de que no tardará en introducirse su causa de beatificación y canonización”. La vida espiritual de Edel Quinn, llegó sin duda alturas heroicas.
El triunfo alcanzado por sus esfuerzos fue sencillamente maravilloso y aún me atrevería casi a calificarlo de milagroso, frente a las dificultades con que se encontró y cuya superación exigió de ella, un valor verdaderamente heróico.
El proceso canónico se encuentra ya en Roma, con óptimas perspectivas. Las gracias que se atribuyan a su intercesión pueden enviarse a:
El Concilium, Legión of Mary,
No hay comentarios:
Publicar un comentario